Julio Cabrales Venerio


Julio Cabrales Venerio

Nace en Managua, 4 de octubre de 1944

Hijo de María Venerio y Luis Alberto Cabrales, uno de los iniciadores del Movimiento de Vanguardia de Nicaragua, Julio Cabrales Venerio se reveló como poeta a los 17 años, mientras finalizaba la secundaria en el Instituto Pedagógico de Managua. Su padre fue su mentor y corrector textual constante. El 7 de mayo de 1961 publicó sus primeros poemas en el suplemento dominical de LA PRENSA.

Falleció el sábado 25 de noviembre 2017 a los 73 años. Cabrales murió en el Hospital Alemán Nicaragüense, al norte de Managua, tras permanecer 21 días internado a causa de una neumonía y donde le descubrieron una infección generalizada, que le quitó la vida.


El espectro de la rosa

De Julio Cabrales

Fue en Madrid, en la Calle Altamirano
donde compré por una peseta
un sucio librito de bolsillo
que trataba sobre la vida de Nijinsky.
Vatzlav Nijinsky no tuvo estrella
pero nuestra imaginación hace sonar
las campanas del Kremlin
y cabecear las palomas de la plaza de San Marcos
en Venecia y hacerlas espantar en desordenado vuelo.
Es decir, todo hombre tiene su estrella
tal vez la de David o la de Cristo o la del Horóscopo.
Vatzlav desde pequeño bailó
-el retrato vivo de la época azul y rosa de Picasso-
bailaba junto con su madre
por dinero
ya Quevedo lo dijo,
ya nuestros indios lo sabían,
Pound en el canto XLV cristianamente
dijo "Bienaventurados los pobres de espíritu",
y así Vatzlav bailaba junto a su madre
por dinero.
A los 16 años entró a la Escuela Imperial de Danza
en San Petersburgo.
era un potrillo alado,
sus muslos se curvaban sobre sus rodillas
como el cuello de los potros en el abrevadero.
EL CHINO le decían por sus ojos rasgados.
Rodeado de espejos que son los que nos descubren
nuestras virtudes y vicios del rostro y del cuerpo 
y del ALMA!,
frente ellos bailaba 
poniendo el pie de plano
y como catapulta 
suspendiendo la frágil cintura de una mujer,
el pie inclinado y frenado el impulso
por los dedos
o como un gimnasta 
y de salto en salto como un cervatillo
de la sala de estudio al escenario,
bajo los focos, sobre la música,
por las ovaciones, en el circo.
los prismáticos como cangrejos
de señoras gordas olorosas
ataviadas de collares
y señoritas pálidas y doncellas bellísimas
se preguntaban "¿quién es, quién es?"
frunciendo la nariz o con los ojos luminosos. 
Vatzlav hacía palidecer a las primas bailarinas, 
es decir, bailaba muy bien,
era el sol.
En el entrechat royal a dix
entrecruzaba diez veces los pies
antes de tocar el suelo.
En las tertulias oía hablar por primera vez
de Monet Renoir Rodin Debussy Mallarmé
y allí estaba Diaghilev que era una fiera,
elegante el hijueputa
haciéndole dar importancia a sus palabras
disimuladamente
y formaba ruedas y a saber que cosas decía,
total que hizo amistad con Nijinsky
y fue su maestro, protector y apoderado;
le fue moldeando el gusto a su gusto:
(No sé hasta donde el hombre por su temperamento escoge)
el olvido de las mujeres,
el olvido de los tragos,
el olvido de la sangre.
Nijinsky era una mina.
Y Vatzlav hacía y ejecutaba
con la fidelidad de un perro.
Iba y venía con él, 
después de cada ensayo,
de cada viaje.
La monstruosa influencia del maestro.
El pobre no sabía:
esto es bueno, esto es malo,
estaba aún en el paraíso de la idiotez!
por eso vino Cristo Maestro de Maestros,
(no sé hasta donde lo fue Sócrates)
Vatzlav era en una palabra: ¡PENDEJO!
Y cuando en París se presentó
el 1 de Mayo de 1909:
había llovido esa noche
y las luces del teatro Chatelet
rielaban en las calles nocturnas 
y en las vitrinas se miraban
los programas y dibujos de Cocteau.
En París se decía que Serguei
tenía secuestrado a Vatzlav
-el pueblo y el chisme son una misma cosa-
Serguei, es cierto, lo amaba por ambición.
Esa noche se interpretaba El Espectro de la Rosa,
la mejor composición de Fodín
inspirada en un poema de Gautier
(inspiración de inspiraciones etc.).
Je suis le spectre de la rose
que tu portais hier au bal
Soy el espectro de la rosa
que ayer llevaste al baile.
Y no había entonces más amor
que para su danza
y de un salto cruzaba el escenario
desapareciendo como un fantasma.
Y Cocteau hurgaba el camerino de Vatzlav
y éste le decía:
Je ne suis pas un sauter
Je suis un artiste
Yo no soy un acróbata
Soy un artista.
Pero era un esclavo,
es un oficio duro,
ya Cardenal lo decía
en su poema a Marilyn Monroe:
tras el telón hay más tragedia
que la que se representa.
Mientras unos van al bar,
mientras otros fuman y se cuentan chistes,
mientras aquellos van a la mar un fin de semana
y esos a cazar y otros a pescar
al cine al lupanar al NIGHT CLUB
o de mañanita un domingo a misa,
mientras unos están enamorados
y otros enamorados de sí mismos,
mientras el río,
mientras el mar,
mientras los astros,
mientras los automóviles!,
mientras la vida, 
Vatzlav estaba allí, esclavo,
¡coño! Diaghilev allí
sin hacer nada por el pobre muchacho.
Las aves construyen sus nidos.
Los castores su presas.
Las hormigas sus hoyos.
Maeterlinck! Thoreau! Walt Disney!
Más trarde Nijinsky fue a Suramérica
y esto le dolió a Diaghilev
y más le dolió cuando se casó
con Rómola
(una compañera del ballet)
entonces intervino la economía,
la economía es un mago
saca conejos de los sombreros
pero a la mejor mona se le cae el zapote
y Nijinsky no tenía escenario
pero tenía una mujer,
es decir, para mí una mujer lo es todo
si no pregúntenselo a Coronel.
Y cuando volvió Nijinsky
la argolla de Diaghilev le echó en cara:
"Por ahora vuestra creación será un hijo
El Espectro de la Rosa ha optado por ser padre.
Qué cosa más antipática es un alumbramiento."
Y Nijinsky:
"Vosotros habíais admirado siempre
la hermosa entrada del Espectro de la Rosa."
no sabían lo que decían,
no sabían que "el hijo es muerte, ¡Ay!
Es muerte, digo –pasión de la esperanza-".
Serguei Diaghilev hizo como si lo ignorase 
pero por dentro un fuego le consumía.
A Nijinsky la guerra europea lo sorprendió 
en Hungría
como siempre la guerra nos sorprende
aunque la esperemos
siempre nos sorprenden los dientes
de la rata peluda de la guerra,
es decir, de la muerte.
Allí permanecío un tiempo
inventando, imaginando
como hacen los artistas,
una y otra forma:
la naturaleza, el viento, pájaros!
Un sistema de notación de la danza
como el de las partituras.
Y amando a Rómola como el primer hombre
y como el último,
compartiendo todo 
como su fruto:
KYRA,
una niña.
Y cuando la suerte cambió
porque a veces los golpes de la suerte
son tan fuertes. Qué se yo!
Y fue a Nueva York. Y cuando volvió
a Madrid
en el vestíbulo del hotel Ritz
Diaghilev lo abrazó apasionadamente:
Vatzlav, draga moi kak tui pajivayeski
le dijo.
Más tarde en Saint Moritz
se le acercaron círculos, colores redondos,
cada vez más intensos:
el negro con el amarillo,
el rojo con el blanco.
Palomas blancas cruzaban la noche.
Vientos extraños encendían fuegos en el bosque.
Lo negro danzaba en la sombra.
Lo rojo en la sangre.
Se le acercaron cuadros, colores cuadrados.
Escenas, chispazos, aletargamientos.
El alejamiento de una estrella en la noche.
Decía:
Como cuando se apaga el televisor.
Quiero mostrar a la vez la belleza 
y el poder destructor del amor.
Y componía figuras:
Mariposas fantásticas con cabeza de él
dignas de Rorschach y los psicoanalistas,
extrañas arañas que evocaban a Diaghilev
ESE ES SERGUEI señalaba con el dedo
y bajaba al pequeño pueblo
con una gran cruz dorada en el pecho
y detenía 
Y preguntaba al que encontraba 
si había
celebrado el Santo Sacrificio de la Misa.
Lo mismo que Federico
Nietzsche
estaba celoso de Cristo.
Nijinsky estaba enfermo
y bailaba, seguía
bailando sobre dos pedazos 
de terciopelo
que formaban una cruz
y extendía los brazos diciendo:
ahora os bailaré la guerra;
sus sufrimientos, sus distracciones,
sus muertes.
La guerra que no habéis impedido
y de la cual habréis de responder.
Y bailó como nunca,
como un trompo trasladánsdose,
como una garza en un pie girando, 
como un torbellino, como un remolino,
como las hélices de un avión 
que hace suspender la gravitación de la masa,
como las aspas de un molino
que hace triturar la harina del hambre
o los suenños de Cervantes.
Girando como gira la esfera de la Tierra,
con su corazón, con su sangre recordando
la escena de Petruschka
-la marioneta tratando de escapar a su destino-.
Un día Sergue Diaghilev fue a verle
e impresionado y como en broma le dijo:
pero hombre, Vatzlav, eres un holgazán!
Te necesito, es necesario que bailes
para el ballet ruso, para mí.
No puedo, le dijo, porque estoy LOCO.
Diaghilev le dio la espalda y se echó a llorar:
qué debo hacer. Es culpa mía.
Rómola recordaba sus palabras al ser internado:
Valor femka! No pierdas la esperanza.
Dios existe.
No es el primero ni el último
que lo afirma o lo niega
sin haber visto su Rostro.
Mientras el fantasma de Nijinsky
Ladies & gentleman
Y el fantasma que va a ser de ti
está entre nosotros. Buenas noches!



CARTA A MI MADRE
Julio Cabrales.
Madrid, 20 de diciembre de 1963.

Te escribo para decirte
que tengo un nuevo conocido,
el otoño, con la fría brisa nordeste
soplando sobre álamos y plátanos de la India
en las aceras de Madrid;
y hojas cayendo unas sobre otras amontonándose
o llevadas por el viento a media calle
o agarradas en el aire por mis manos;
hojas secas, amarillas, crujientes,
recogidas por barrenderos en la madrugada
y más tarde en un montón
quemándose
y el humo grueso subiendo
entre las ramas desnudas, blancas, húmedas,
al mediodía.
Ya es la época de Navidad.
Estamos en Diciembre,
y cómo está la casa?
Estará florecido el pastor
junto al muro negro?
No se ha secado el pozo
y el alcaraván va por el patio?
Ya has pintado -por supuesto-
el cuarto de Clarence del color crema
que aún quedaba en el tarro.
Ya habrás hecho las diligencias de la casa
para esta época
y comprado el mantel blanco para la mesa
y llenado el florero de narcisos rojos
del traspatio
y encendido el cesto de rosas eléctricas
en la noche, para Nuestro Señor,
y cubierto de cortinas el cuarto de Alberto y su esposa
esperando al nieto
por primera vez abuela
y estarás contenta con la llegada del nieto
que conocerá tu Buen Olor
que yo conocí entonces.
Y te veo en las tiendas acompañándote
como lo hacíamos siempre
rodeados de arbolitos cubiertos de luces
y el cielo negro pellizcado de estrellas
y ese olor de purísimas
olor de madroños y triquitraques quemados;
manzanas y uvas y juguetes en el Mercado San Miguel
y sus alrededores;
candelas romanas en manos de los niños
y villancicos de pastores y del Niño Jesús
en la Catedral Metropolitana
y mi luna de Nicaragua que es grande y dulce como tú.

La Divinidad nos bendice siempre.
La Divinidad es en nosotros/as
Somos la Divinidad
Somos Uno 
Byron Picado Molina
SOCIEDAD BIOSÓFICA NICARAGUA (SBN)
Helena Petrowna Blavastky
"La Espiritualidad más expandida es el AMOR en VERDAD iluminado 
con Valores aplicados"
Estelí,Nicaragua.
América Central
 

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