Rosario Murillo Zambrana

PODER CIUDADANO

Incorporar riqueza de mujeres, jóvenes, comunidad y familia

16 de Marzo de 2011 | Rosario Murillo Zambrana

Palabras de la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Compañera Rosario Murillo Zambrana durante una sesión de trabajo con equipos de dirección del FSLN en Jinotega en marzo del presente año.

Quiero felicitar a todas las compañeras, y felicitarnos porque además estamos, creo yo, alcanzando condiciones de equidad, gracias al esfuerzo, a la lucha de todas nosotras, dentro del Frente Sandinista. Y ese es el primer punto de nuestra agenda en estas sesiones de trabajo que estamos teniendo con los consejos de campaña: verificar que se cumplan las resoluciones del congreso, que se incorpore efectivamente, realmente, prácticamente, a las mujeres, y a la juventud, a los espacios de dirección del Frente Sandinista, como lo mandató el congreso.

Por eso, yo creo que este año vamos a celebrar con más fuerza, con más decisión de lucha, con más decisión también de defender esos espacios y ese protagonismo político que sólo el frente sandinista garantiza; defenderlo en noviembre con los votos, puesto que, cada día, nosotros sentimos que se va reconociendo la contribución indispensable de las mujeres a los procesos políticos, económicos, sociales, culturales en nicaragua, y eso, sólo lo ha hecho el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Por lo cual, también debemos sentirnos sumamente orgullosas, contentas, y dispuestas a seguir batallando. Porque el tema es que hay muchas mujeres que todavía viven en condiciones de injusticia, de inequidad, que todavía permanecen sin mayor educación. Tenemos que trabajar para convocarnos las mujeres a incorporarnos a cualquier forma de estudio; también trabajar por más calidad y más cobertura en los programas de salud para las mujeres; trabajar para que las mujeres en el campo, puedan contar con el financiamiento y el aprendizaje, las tecnologías que necesitamos para producir más y mejor.

Precisamente, una de las batallas de las mujeres en el mundo, es recuperar esa agricultura familiar tradicional, que nos permita seguridad y soberanía alimentaria en los países, más con las crisis económicas, la especulación con los alimentos, que está haciendo que cada día sean más caros. Y el hecho de que, como ese modelo de agricultura, que en casi todas partes del mundo, en África, en Asia y en la misma América Latina, en los pueblos originarios, estaba en manos de mujeres, pero con el desplazamiento de los modelos y la imposición del neoliberalismo, a muchas mujeres les fue negado el Derecho a la tierra para trabajar, a los financiamientos básicos indispensables también para producir.

Y en la medida en que desaparecían esos pequeños programas de agricultura familiar y comunitaria, también se creaban grandes extensiones de agroindustria, es decir, grandes extensiones, miles de miles de manzanas, que esa es otra de las formas en que nos ha dominado el sistema capitalista; incluso, estas transnacionales compran por miles las manzanas que les han arrebatado a los campesinos y, las producen técnicamente, con maquinarias y luego, comercian ellos mismos los productos.

Las producen, las comercian, las exportan, muchas veces se llevan toda la producción de alimentos cultivados en un país, y se la llevan para comerciar, con las redes que tienen, que no son redes de comercio justo, ni mucho menos, sino que son redes de especulación con los precios de los alimentos, y van alejando al campesino tradicional de la tierra y del fruto de la tierra, que es lo que tradicionalmente, culturalmente, ha dominado y le ha permitido sobrevivir. Recuperar esa agricultura, recuperar en manos de las mujeres también, la producción, la pequeña producción campesina, el protagonismo de las mujeres sobre las tareas del campo, sobre todos los oficios posibles que tenemos capacidad de desempeñar, y no sólo en el campo.

Todo eso es parte de las tareas pendientes, donde las mujeres que tenemos un nivel de educación y que estamos ocupando espacios de responsabilidad, tenemos más deber de incidir, de trabajar y de promover en las mujeres, conciencia de derechos, porque los revolucionarios no sustituimos, sino que trabajamos para que todos sepamos que tenemos dentro de nosotros, condiciones para desarrollarnos como líderes, como promotores de derechos ciudadanos, como promotores políticos, sociales, culturales. Esa es la gran tarea.

Entonces estamos verificando, queremos verificar que en todas partes se haya cumplido con este mandato del congreso, donde tenemos aprobada una concepción de trabajo en equipo, donde tenemos que estar mujeres, jóvenes, varones, y el compañero o compañera que está al frente de los organismos, o de la relación con la comunidad, que en nuestro caso es el Poder Ciudadano.

La integración de estos aspectos esenciales de nuestro trabajo político, nos permite hablar de Unidad, y nos permite fortalecer esa dirección colectiva que, en la medida en que va siendo un método de trabajo para todos los días, creo que también nos va acostumbrando, disciplinando a trabajar con la suma de talentos e inteligencias que tiene nuestra Organización, el Frente Sandinista. No es lo mismo una cabeza, que cuatro, cinco cabezas, y sobre todo, si somos mujeres, jóvenes, comunidad, familia.

Nuestro modelo es familiar y comunitario, así lo hemos dicho, y si logramos incorporar la riqueza de todas estas experiencias sociales, no sólo vamos a crecer cuantitativamente, sino también en calidad; vamos a ser mejores, vamos a pensar mejor y, desde ese pensamiento, mucho más diverso y amplio, también vamos a atraer más gente al trabajo por el proyecto cristiano, socialista y solidario del Frente Sandinista.

Hemos estado instalando la campaña desde el mes de enero, nos hemos dado a la tarea de reactivar los aspectos funcionales del Frente Sandinista. Desde el año pasado venimos insistiendo en la necesidad de recuperar el tendido político, esa organización que nosotros, desde que se formó el Frente Sandinista, aún en los años de la clandestinidad, queríamos que tuviera siempre su base en la comunidad. Aún en las casas de los colaboradores, cuando el Frente estaba luchando contra la dictadura, se buscaba cómo, desde la casa de un colaborador en una comunidad, irradiarse para tener más apoyo, para tener también más apropiación en esa comunidad, en el sentido del conocimiento y el reconocimiento de lo que representaba la dictadura somocista, que la gente se apropiara de la necesidad de luchar para erradicar a la dictadura. 

En los años 80, esa organización en la comunidad se fortaleció. Los sandinistas nos reuníamos en los barrios a ver cuáles eran las tareas; teníamos organizaciones de todo tipo, y nos reuníamos también, a ver cuál era la información política, económica, llamábamos a eso, análisis de coyuntura. Nos reuníamos como jóvenes, como comunidad, como campesinos, productores, trabajadores, como estudiantes. Desgraciadamente, los 16 años de neoliberalismo dejaron en nosotros una ruptura profunda de esos vínculos que habíamos venido creando entre nosotros mismos; de esos lazos de afecto, de acompañamiento, de trabajo conjunto y de solidaridad... ¡se rompió!

porque cada cual salió a buscar la sobrevivencia, es la verdad, y nos fuimos quedando aislados unos de otros.  

Y el Frente siguió  luchando, pero cada vez más inconexos, convocándonos a tareas específicas; perdimos el hábito de reunirnos para discutir políticamente las distintas situaciones. más bien nos llamábamos a asambleas y a congresos en los momentos electorales, y nos convertimos, nos fuimos convirtiendo en una maquinaria electoral, y no en el partido, en la fuerza política de la vida cotidiana, de todos los días. Es indispensable reconstruir a ese Frente Sandi-nista, que aporte, que trabaje, que piense, que constituya la base del poder popular en la vida cotidiana. 

Para nosotros poder hablar de Poder Ciudadano o de Poder Popular en el futuro, tenemos que volver a crear esa raíz organizativa en la familia, en la comunidad, y en todas las formas de organización; los movimientos sociales, los movi-mientos estudiantiles, juveniles, en los cuales hemos venido avanzando mucho... se ve el Frente con rostro joven, en todas sus expresiones movilizativas en este momento, y ustedes lo pueden ver.  

Recuperar ese tendido político, para nosotros, ha sido clave. Desde el año pasado se fue orientando, pero desgraciadamente, no fue cumpli-do como habíamos previsto y, para hacer la campaña, tenemos que recuperar el modelo. Porque el tendido político, es decir, las mujeres, los hombres, los jóvenes, los responsables del trabajo comunitario, es el que te garantiza la promoción del voto, es el que te garantiza buscar al votante, buscar a la familia, a la mujer, al joven, al vecino. Es el que te garantiza ese trabajo de comunicación directa, que es insusti-tuible, porque por mucho que tengás radio, televisión, lo que verdaderamente persuade a alguien de cuál es la opción política viable, la más conveniente, es el acercamiento, es la plática, la conversación directa que tengamos con nuestros hermanos, sobre todo en la comunidad, porque la gente no va a votar en el centro de trabajo, va a votar donde vive. 

Entonces, nosotros tenemos que tener ese tendido, ese tejido social, político, del Frente Sandinista que, somos tantos y somos tan diversos. Y precisamente, esa diversidad es la que nos da riqueza y lo que nos permite ir a tocar a toda la diversidad que representa la sociedad nicaragüense, mujeres con las mujeres, adultos mayores con adultos mayores, jóvenes con jóvenes, y de repente, todos unidos también en las asambleas de campaña, en este momento. Pero la idea nuestra es que la recuperación de ese tendido político y social, comunitario, familiar, nos permita quedar con el Frente Sandinista recuperado en su existencia plena, para trabajar por la transformación en la vida cotidiana, para, verdaderamente, poder ejercer el Poder Popular, el Poder Ciudadano. 

Porque nosotros estamos aspirando en esta elección, no sólo a ganar la elección presidencial, sino a ganar muchos más diputados en la Asamblea Nacional, de manera que podamos ir transformando las leyes, de manera que el pueblo pueda protagonizar, decidir, proponer; decidir, discutir; decidir alrededor de todos los procesos económicos, políticos y sociales en el país. 

Cuando vos tenés leyes que favorecen un modelo de poder popular, un modelo de gestión popular, es mucho más efectivo cualquier trabajo que se pueda hacer para transformar sociedad y conciencia, para transformar modelos.  

Porque, si solamente se crean los proyectos que impulsen cambios en la asamblea o en el poder ejecutivo, en el gobierno central, independiente-mente de que se piense que se está interpretando el sentimiento o la necesidad del pueblo... si el pueblo no está organizado para poder proponer, para poder opinar, para que se recojan todas sus iniciativas, para poder rechazar también aquello que no le conviene, que no le corresponde, entonces, acaban siendo iniciativas que están en un nivel de representación nada más, pero sin participación real de la gente en todo el proceso, desde la propuesta, la discusión, la decisión o el rechazo a otras propuestas. 

Recordemos que aquí somos un proyecto revolucionario que libra batallas todos los días. Esta es una batalla, este año es la batalla electoral; el año que viene tenemos que librar batallas, para que los presupuestos para los programas sociales sean más grandes, puedan abarcar a más nicaragüenses. 

Nosotros hemos estado frenados totalmente, porque no tenemos los votos en la asamblea nacional para aprobar proyectos que beneficiarían a muchos más nicaragüenses. Hemos tenido que librar batallas para ir sumando votos ¡y el tiempo que se pierde! Ustedes saben cuántas veces la asamblea ha estado paralizada, porque los diputados de las derechas no quieren trabajar. 

En la medida en que uno logra mayoría en la Asamblea Nacional, puede movilizar más proyectos, más recursos, y recoger las propuestas de la población. y someter también a la población, cantidad de proyectos, iniciativas y propuestas que, a lo mejor no convienen, a lo mejor en un lugar sí son buenas, pero en otro no, porque no todo el país es igual; y la gente tiene necesidad de expresarse, de aportar, tiene necesidad de poder rechazar una propuesta y, los legisladores escuchar. 

La idea nuestra es trabajar por una Asamblea Legislativa que tenga una contraparte de Legisladores Populares. Asambleas en todo el país, integradas por compañeros, compañeras, ve-cinos, hermanas, hermanos, jóvenes, que puedan realizar las discusiones sobre todos esos proyectos de Ley que están en la Asamblea, y dar aportes o enviar nuevos proyectos, o frenar iniciativas que afecten a la población. Esa es la democracia verdadera... que el pueblo pueda estar permanentemente manifestándose, opinando y deci-diendo sobre el rumbo que va llevando un país. Eso es lo que nosotros queremos lograr este año.  

Y para poder tener ese tejido, ese tendido político y social, después de las elecciones, necesitamos tener fortalecido al Frente Sandinista en el territorio, en el tendido político. O sea que estamos tratando de cumplir

varias tareas a la vez... crear y consolidar el tendido político para promover los votos, para buscar los votos; porque nosotros somos muy buenos para movilizarnos en las plazas, en las calles, pero a la hora llegada, esa gente que está ahí, expresando respaldo al proyecto, no siempre va a votar, porque además no nos ocupamos de llevarla a votar. Con un tendido político efectivo, nosotros tenemos que garantizar que cada persona vaya a votar; cada persona que se manifieste en respaldo a este proyecto de cristianismo, socialismo y solidaridad. 

O sea que también tenemos, desde ya, que organizarnos con un plan especial que nos permita, que a la gente que estamos identificando como nuestros votantes, aún, y en primer lugar a la Familia Sandinista, tenemos que llevarlos a votar. Nadie va a ir a votar por sus propios pies. Ese es un problema en nuestros países, la gente lo deja para última hora, o la gente piensa que el voto no cuenta, porque, en este caso, por ejemplo, como está instalada la idea de que el Frente va a ganar, gracias a Dios, casi el 50% de la población en todo el país piensa que el Frente va a ganar; incluso, much@s herman@s sandinistas pueden decir: ¿para qué voy a ir, si no hace falta? ¡El Frente va a ganar! 

Nosotros tenemos que garantizar, en primer lugar, que cada sandinista y su familia voten, y después, garantizar el crecimiento con otras familias que han recibido beneficios; con otras familias que pueden confiar, tener seguridad que van a recibir beneficios. 

Nosotros hemos logrado con una buena administración, con una eficiente, correcta y exitosa gestión económica, mejorar la economía con nuestros fondos patrimoniales, con alguna cooperación, pero sobre todo, con esa relación solidaria y complementaria que tenemos con el ALBA, que tenemos con la República Bolivariana de Venezuela. 

Y los sandinistas tenemos que ser los primeros en comprender, que este es un momento que exige de nosotros, cohesión, unidad, articulación, firmeza, combatividad... no para ir con un fusil a la guerra, ¡gracias a Dios la guerra se acabó! Aquí no estamos hablando de ir a luchar con un fusil para defender esta Revolución. Aquí estamos hablando de luchar para sumar votos, sumar voluntades, para que este proyecto revolucionario, tranquilo, en paz, con cristianismo, esa cultura cristiana que es la cultura de todo el pueblo de Nicaragua; con solidaridad, con ideales socialistas, vaya siendo respaldado cada vez por más nicaragüenses, y esa unidad nos haga fuertes, y nos permita también avanzar más rápido. 

Este es un año para evaluarnos nosotros los sandinistas, en relación a nuestros compromisos, nuestra disposición, y nuestra energía, para librar la batalla más importante, que son estas batallas que dentro de este modelo tenemos que librar cada tantos años, para hacer prevalecer el proyecto revolucionario. 

La gran ventaja es que estas no son batallas donde pongamos en riesgos nuestras vidas; donde tenga que ir a morir la juventud; donde tengamos que llamar a la gente a registrarse en un servicio militar ¡que no va a volver nunca a Nicaragua! Estas son batallas políticas, batallas culturales, batallas espirituales, donde lo que está en juego son dos modelos, dos sistemas, dos formas de ver la vida: el modelo justo, el modelo que quiere justicia social, que quiere que todo el mundo tenga derecho al bienestar, a la mejoría en su vida; el modelo que quiere educación, salud, que quiere desarrollo con justicia social. Y el otro, que ya conocemos, un modelo que deja abandonado a todo el mundo, y que sólo representa riquezas para unos cuantos. 

Esos son los dos modelos: el egoísmo y la solidaridad. El egoísmo del capitalismo salvaje, que lo conocemos muy bien; y la solidaridad de una revolución que es cristiana, es socialista, y por eso, parte de ese corazón solidario. Nosotros no podemos, este año, dedicarnos a otra cosa que no sea extender la buena nueva de ese proyecto revolucionario en marcha... ¡que ya arrancó! Que ya ha tenido éxitos, ya ha tenido logros, y lo que queremos es el respaldo para avanzar más, para tener más éxitos, para tener más logros. 

En esa batalla, en ese trabajo, lo más importante es el fluir continuamente entre nuestro pueblo. Esta no es una batalla que se gana en una oficina, no es una batalla que se gana en una alcaldía. Nosotros hemos dicho a los compañeros que son además de secretarios políticos, alcaldes... ¡sálganse de la alcaldía! Dejen la alcaldía administrada de otra forma, y vayan a recorrer el territorio. Vayan a hablar con la gente, a escuchar a la gente, vayan a incorporar las demandas y los reclamos de la gente, al programa del nuevo período, y sobre todo, vayan a buscar el respaldo, el cariño, la buena voluntad de la gente alrededor de este proyecto. 

El trabajo es una misión. Como misioneros tenemos que ir a trabajar de casa en casa, de familia en familia; desde ya, tenemos que recoger la composición de la comunidad donde vivimos, y distribuirnos entre los sandinistas más activos, a todas las familias de esa comunidad, empezando por los sandinistas que hay que recuperar, que hay que acercar. Porque, como decíamos, hay muchos compañer@s que están ahí latentes, desactivados ¡pero son sandinistas! Hay que buscarlos, incorporarlos, y hay que llevarlos a votar.  

Luego, están los otros que también hay que persuadir, convencer, con información, con respeto, y sobre todo, con los contrastes. El contraste entre un modelo solidario y un modelo egoísta. U n modelo solidario que no excluye a nadie, porque es mentira que sólo ha ido a los sandinistas; también hemos alcanzado a hermanos y hermanas que no son de nuestro partido, y que, como nicaragüenses, tienen derecho a los beneficios que el Frente Sandinista ha logrado articular en sus Programas para distintos sectores de nuestra población. 

Trabajar movilizados, activados es la tarea; no trabajar como secta... nada ganamos con quedarnos reunidos en las casas del Frente en cada lugar, o en la casa de los compañeros, y de ahí no salir. Esto es para caminar mucho, para tocar muchas puertas. Es lo único que nos garantiza recoger muchos votos. 

Y sobre todo, tenemos que aprender a trabajar con mucho desprendimiento; más que pedir para nosotros tenemos que practicar el cristianismo... pedir, reclamar para el prójimo, y saber que esto es un proceso, donde no todo se puede resolver en un día; que hace falta un buen tiempo para avanzar de manera más visible, más palpable y sobre todo, con más satisfacción de la gente, porque tenemos que movernos de acuerdo a la satisfacción de la gente. 

Desde esa condición, desde esa identidad de Militante del Frente Sandinista, tenemos que hacer el trabajo y asumir los desafíos de hoy, porque esta batalla de este año, no es sólo por el Frente Sandinista, ¡es por el pueblo en general! ¿Quién ha defendido al pueblo de Nicaragua, si no es el Frente Sandinista? ¿Quién ha velado por los pobres y para que no haya pobreza, si no es el Frente Sandinista? 

¿Quién distribuyó la tierra a los campesinos, si no es el Frente Sandinista? ¿Quién alfabetizó, y sigue alfabetizando? ¿Cuándo se han ocupado de la Educación, de la Agricultura, de la Producción, y de los medios para producir, en manos de los pobres, si no es el Frente Sandinista? Entonces, esto no es una tarea o una campaña para beneficiar únicamente al Frente Sandinista; esta no es una lucha por el Poder, a secas; esta es una lucha por el Poder para el Pueblo, es una Lucha Revolucionaria. 

Eso es lo que nos tiene que inspirar hoy, para ir a buscar a todos los herman@s que están ahí. Y no permitir que la derecha regrese al poder en Nicaragua, porque con ella regresa la ignorancia, el hambre, la muerte y la destrucción. Y de eso no hay vuelta de hoja, ya lo vivimos, no es una historia que nos están contando, no es un cuento, una narrativa, ¡es la verdad! Es el testimonio de la realidad. 

Con esa verdad, de un pasado ¡al que no vamos a volver! porque tenemos esa determinación, y con la fortaleza de la verdad de este proyecto que, en  medio de una crisis económica mundial, logró avanzar... ¿por qué? Porque aquí hay honradez, hay dedicación, hay entrega, hay trabajo, hay pensamiento constante sobre cómo hacer que los cuatros centavos rindan más, cubran más. Porque si nos ponemos a pensar en lo que es el presupuesto de Nicaragua en relación con los presupuestos de grandes países, son centavos, y sin embargo, aquí rinden, porque se administran y se disponen bien. 

Y sobre todo porque las operaciones económicas, tienen sensibilidad, y van primero dirigidas, a no afectar al más vulnerable, al que el neoliberalismo empobreció más. 

Compañer@s: estamos frente a un año, repito, decisivo, y tenemos que sacar de nosotros mismos, de nuestra historia, de todo lo que somos y todo lo que hemos hecho, las fuerzas para seguir haciendo, para seguir cambiando Nicaragua, y para no permitir que el pasado regrese, aturda, y suma en la degradación, porque eso es lo que sucede... la gente, lo primero que pierde es su dignidad; la pobreza despoja al ser humano de la dignidad, ¡y eso no lo podemos permitir! 

La derecha anda con la fuerza que le dan las ganas de volver a tener el poder, esa es una motivación. Nosotros tenemos como motivación, la fuerza de un proyecto ¡que no se puede perder en Nicaragua! Y como ya conocimos el dolor de las derrotas... porque aquí se nos impuso, el Imperio nos impuso a la derecha durante 16 años, no lo queremos volver a vivir, no sólo por el dolor personal, sino por la tragedia en que se sumió a las mayorías empobrecidas de Nicaragua. ¿Cuánta gente moriría por falta de salud, de medicamentos, de exámenes? ¿Cuánta gente se quedó sin ir a la escuela? ¿Cuánta gente vendió sus tierritas, porque no tuvo con qué mantenerlas? Esas tierras que recibió de la Revolución, las malvendió a los mismos dueños de antes, al mismo patrón, y acabaron siendo, otra vez, jornaleros del mismo patrón. 

¿Queremos regresar a eso? ¿Querríamos regresar a esa tragedia? No está en nuestra madera, en nuestra condición de revolucionarios, dejarnos ganar. Nosotros tenemos el espíritu, la tradición de lucha, la historia... El Frente Sandinista, un puñado de hombres y mujeres, logró el gran sueño de derrocar al tirano en 1979 . Con poca gente y pocas armas... el pueblo se sumó a la ofensiva en los últimos meses, pero todavía en el 77, 78, a principios, era poca gente y pocas armas. Las armas se recuperaron a la Guardia, se fueron recuperando; y el pueblo se fue sumando. 

Pero esos compañeros y compañeras que fueron capaces de soportar años de cárcel, torturas, y de seguir soñando, aún sabiendo que a lo mejor morían, y no veían el triunfo; con un desprendimiento, una falta completa de egoísmo... ¡no había egoísmo! Nadie luchó para ser Ministro, nadie luchó para ser Alcalde, nadie luchó para ser Secretario Político, nadie estaba luchando para tener cargos, todo el mundo estaba luchando por liberar a Nicaragua... ¡qué espíritu! ¡qué mística! ¡qué leyenda! Y ése es el Frente Sandinista. Esos somos nosotros, de ahí venimos, esa es la fuerza, la fortaleza que tenemos ¡el Honor y la Gloria!  

 

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