Inefables ilusiones o la búsqueda
incesante del amor,
del poeta Byron Picado Molina
Isolda Rodríguez Rosales
Nicaragua
El
poeta Byron Picado todos los días, sentado disciplinadamente ante la computadora,
ha escrito un poema tras otros, día a día como granitos desgranados de la
mazorca, y ya tenemos un nuevo poemario, Inefables
ilusiones, libro que desde el título
nos induce e introduce en un mundo de ensueños mágicos, indecibles, es
decir, un mundo imaginado.
El autor escribe sobre diversos temas porque todo lo desborda,
lo deslumbra, desde el río hasta las constelaciones luminosas. En este poemario
el autor ha realizado un ordenamiento temático, como lo señala en la
introducción e inicia con los poemas relacionados con su solar natal, Estelí e
inventa una nueva etimología, derivando del nombre stella, estrella y dice: “Estelí, estela, huella
de estrella” y a la par de ese arraigo al solar, exalta las figuras heroicas o
destacadas, insertándolas en diálogos y coloquios familiares, poniéndolos a la
misma estatura de ciudadanos comunes y corrientes. Es decir, bajándolos de su
pedestal. En sustantivos en aposición va
enumerando las bellezas del sitio norteño Estelí, diamante iridiscente, Estelí, joya
resplandeciente… al tiempo que ensalza la belleza de lagunas, cerros, en una topografía que es a la vez retrato de
su gente. Por eso no deja por fuera la belleza de la mujer norteña, tan
exaltada por su sencillez y aire
inocente: “Enseñas coqueta/ al florear tu enagua,/ mientras te sonríes …
El segundo apartado lo llama “Desde el amor y la amistad” y ya
en ese título se adivinan los poemas amatorios que denotan a un poeta
eternamente enamorado. En ellos se
aprecia una tenue y soterrada nostalgia por amores pasados, por tiempos idos,
como cuando expresa “se me ha ido el tiempo en pequeñeces” y hay un
interrogarse, verse por dentro para darse cuenta qué hizo mal o cuando
filosóficamente clama que el amor es extrañar la ausencia, para darse cuenta
que el tiempo se desvanece como pompas de jabón. Con
versos suaves, dulces, evoca sus amores,
como algo efímero, casi sin importancia
Estos versos nos revelan un poeta que no se conforma con lo
establecido y rompe esquemas, cánones predeterminados, porque la sociedad que
vive le queda estrecha. Incluso él está
reinventándose siempre, deseando un mundo mejor para todos. Y dentro de ese mundo no caben los prejuicios
y tabúes, desea vivir fuera del límite, desintegrar las ideas preconcebidas
para nacer como un ser libre. Dentro de esa mirada inconforme y rebelde, el
poeta expresa su desacuerdo con las
uniones convencionales, afirmando que las uniones de pareja son la cárcel del
amor. Proclama por un amor libre, sin compromisos de ninguna índole donde la
pareja pueda amarse sin cortapisas, sin compromisos, sin ataduras, y se palpa su inconstancia en
el amor, su terror por asumir responsabilidades de pareja.
Te invito a disfrutar
de vida en libertad,
¡afuera compromisos!
Y todo es parte de ese juego y
rejuego del conocerse a sí mismo, tarea compleja, confiesa en versos que
tienen ecos nerudianos: “Amor, no sé quien soy / y cuando logro conocerme un
poco / ya soy otro”. En aquellos versos:
“me gustaría tocar un timbre y sacar al mí verdadero/ porque si yo me necesito,
no debo desaparecerme”… (Pablo Neruda: Estravagario) Los poemas van “in
crescendo” pasando de las invitaciones y halagos amorosos hasta convertirse en
versos llenos de sensualidad y erotismo de quien desea vivir el amor sin
limitaciones, sin compromisos y tabúes.
Qué lindo haber probado
tus abundantes jugos
con mi boca asombrada y
mi curiosa lengua
en tus mucosas tersas
excitadas, crepitando
en explosiones cálidas
, fugaces pausas.
En el poema “Dúctiles caricias” vuelve a expresar el amor hacia
Gaia y en forma lúdica dice: Mi pelotita Gaia,/ bola bolita,/bolita bola. En
esta sección el amor a la mujer se va idealizando confundiéndose, sufriendo una
simbiosis hasta que se trasmuta por amor a la tierra, a sus bosques, selvas,
ríos, lagos, la naturaleza toda, a la
que tanto hemos maltratado.
La tercera sección se titula “Socializando hechos” pasa una
revista a la corrupción de la sociedad, los latrocinio, las falsedades, las
desigualdades del capitalismo, ensalzando la figura de Sandino, quien no tenía
“salario mínimo”. No deja por fuera los
problemas actuales a nivel mundial: el conflicto en Afganistán, Gaza: “La
franja de Gaza sigue en acosos profundos”
sin dejar por fuera el derrame de
En el poema “Recorderis” el poeta alza nuevamente su voz contra
el capitalismo, considerándolo una peste. La propuesta suya es la construcción
del socialismo, aunque haya sólo tortillas para socializar. En esta misma
sección, que tiene varios apartados, hay una titulada “Derrames cósmicos” y en
estos versos, el poeta vuelve sus ojos a los temas planetarios, los cambios que
se anuncian, cuestionando la misma imagen de Dios, de quien dice no es el
viejito de barbas que nos han pintado. Y en versos con ecos alfonsinos,
contempla lo vivido como sucedido en instantes, basándose en la física cuántica
y la teoría de los universos paralelos:
Han sido tan sólo unos
instantes,
milenios y milenios
expandidos
atravesando raudos el
ahora
en universos paralelos.
La sección cuatro la titula “Homenajes” y son, en efecto,
poemas-homenajes a los personajes que forman parte de su panteón personal: los
poetas Ciro Molina y Bernardino. José Juárez, asesinado por la G.N. pero que aún viven, dice el autor, y así es,
porque él los rescata del olvido indiscutible en que caen los que se van por
buenas causas o no. En esta misma sección, rinde homenaje a hombres que han
dedicado su vida a preservar nuestra cultura, como José Floripe, el pintor
Bayardo Gámez, Danilo Torres, pintor y
narrador, el matrimonio Barreda. Luego amplía su abanico y menciona al padre
Pallais, el poeta que pidió un entierro de pobre, un acróstico para el cantautor Camilo
Zapata, y como ya se metió en la música,
incluye un poema para el Dúo Guardabarranco, Salvador Cardenal y luego da el
salto hasta la franja chilena para cantar al inolvidable poeta Pablo Neruda y
ya que está por esos lados, se acuerda de Violeta Parra, Mercedes Soza, y
siguen una serie de acrósticos para escritoras argentinas, colombianas y
mexicanas, en los que alude a las
cualidades de éstas.
De mayor belleza poética son los versos que
aparecen en el quinto apartado “Poesía y yo” en los que el poeta se recrea en
las formas estilísticas usuales en los versos y con un carácter lúdico,
pretende unirse con el verso, es decir, con la poesía. Experimenta con éxito
con el prosema y de especial belleza estética es el titulado “Develando
metáforas”:
Luminiscencias
vaporosas penetrando los velos de las ansias, caballos salvajes remontando las
nubes en diásporas de sueños, anhelos enclavados firmemente en los mástiles
de aéreas callejuelas
con sus mares ignotos desplegados,
en hologramas
proyectados,
escalonados caracoles
voladores que pernoctan
secuenciales bosquejos
de ideogramas.
Nótese que el ritmo y la musicalidad de los versos se acentúan
por el recurrente empleo de esdrújulos y verbos en gerundio. En estos poemas se
aprecia mayor elaboración, imágenes, metáforas, prosopopeyas (soles ebrios,
sinalefas rebeldes) y otras expresiones figuradas. Son versos donde se palpa el
quehacer poético del poeta, que se recrea con el arte de componer y de crear y
pulir hasta lograr el estilo que él
desea: “Escribir un gran poema sin hundirme en el romanticismo,/ crear algo
sensible y comprensivo, perdurable en el tiempo,” Es el poeta que toma
conciencia del rigor del trabajo escritural, de la corrección, de escoger el
sustantivo preciso. Como dijo el gran poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas:
“escribir un poema era como planear un crimen perfecto”. Esta sección es la que
alcanza, más vuelo poético, con versos lúdicos y bien estructurados, llenos de
ritmo, color y rigor.
En síntesis, este poemario variopinto e irreverente, nos muestra
a un poeta iconoclasta, que se yergue desafiante contra todo lo establecido,
desde las tradiciones navideñas hasta las uniones de pareja. Proclama
sociedades más justas, sin tanta pobreza y
despilfarro, un planeta más limpio, donde se respete la vida animal,
forestal y acuífera. Como todo poeta, también sueña y se remonta en las
galaxias y habla con Dios. La mayoría de sus poemas están escritos en verso
libre, y sólo a veces, juega con formas rimadas, dísticos juguetones y
casuales. Su lenguaje es directo, claro, provocativo y contestatario. Retoma el
simbolismo de la mujer/tierra, empleado ya en su poemario anterior, en juegos
polisémicos en los que se confunden sus
ansias amatorias por una mujer o el planeta tierra.
Indudablemente, el poeta Byron Picado se pone al margen de la poesía de una
generación desencantada que se sume en el tenebrismo francés. Por el contrario, a pesar que deja sentada su
protesta por los abusos ambientales o explotaciones inmisericordes, tiende una
mirada optimista y sueña con un mundo mejor; abre una ventana a un futuro donde
no haya pobreza, ni mundos de abusos. Y para ampliar esa ventana
de esperanza se refugia en el amor como práctica que puede más que todo.
Definitivamente estamos ante un neorromántico sin la parafernalia del caso,
pero con planteamientos soñadores en los que se remonta en galaxias y se
desliza en arco iris cromático. Y acorde
con la propuesta del paratexto del teórico Gèrad Genette, que propone analizar un libro partiendo de su
título, desde el nombre del poemario Inefables ilusiones, apreciamos que éste
denota una propuesta que está llena de ilusiones, sueños y mundos utópicos,
pero que son ilusiones maravillosas y sublimes.
Dejo al lector o lectora los poemas de Byron Picado para que
vayan con él en la búsqueda de esas inefables ilusiones y entre todas y todos ¡construyamos un mundo mejor!
2012
Descargar libro en siguiente enlace
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