Principios,
objetivos y doctrina
del Frente
Sandinista
Por Cdte. Carlos
Fonseca (*)
Nosotros, al trazarnos seguir la lucha revolucionaria, nos
guiamos por los principios más avanzados, por la ideología marxista, por el
comandante Ernesto Che Guevara, por Augusto César Sandino. Somos conscientes de
que el socialismo es la única
perspectiva que tienen los pueblos para lograr un cambio profundo en sus
condiciones de vida (...) Nuestro magno objetivo es la revolución
socialista (...) Se trata, no de lograr un simple cambio de hombres en el
poder, sino un cambio de sistema: el derrocamiento de las clases explotadoras y
la victoria de las clases explotadas.
La lucha contra
la dictadura encabezada por la familia Somoza es una lucha por lograr la
transformación de Nicaragua. Esto equivale a decir que nos proponemos liquidar
el sistema económico y político que impera en nuestro país para sustituirlo por
un sistema nuevo y superior.
…Es necesario
que declaremos sin muchas vueltas que ansiamos poner fin a la sociedad dividida
en explotadores y explotados, a la sociedad dividida en opresores y oprimidos.
Declaremos que nuestro magno propósito es devolver a obreros y campesinos, a
todos los trabajadores, las riquezas que mediante la violencia les fueron
arrebatadas. La independencia nacional, la derrota del imperialismo extranjero,
son requisitos para la edificación de un mundo nuevo, pletórico de felicidad:
En la búsqueda de esta nueva vida, nos guían los nobles principios de Carlos
Marx.
La historia
moderna demuestra que los principios marxistas son la brújula de los más
resueltos defensores de los humildes, de los humillados, de los seres humanos
sojuzgados (…) Ya es hora de que la mente de los revolucionarios nicaragüenses
comparta el ideal marxista de liberación proletaria.
Enarbolar un
programa revolucionario radical es una garantía para el desarrollo de una
fuerza independiente que se diferencie con nitidez de los partidos políticos
capitalistas (…) En el momento actual se hace necesario que planteemos con gran
énfasis que nuestro magno objetivo es la revolución socialista.
...Es preciso
señalar que es unánime el deseo de que nuestro destacamento sea un destacamento
radical: estricta disciplina, audacia en la acción, primordial la defensa de
los más explotados. Empero, debemos encontrar la diferencia esencial entre lo radical y el radicalismo, siendo este
último solamente una mera caricatura de lo primero. El recto estilo radical, al
mismo tiempo que aspira a los máximos objetivos, sabe combinar esto con el
cumplimiento de toda una serie de tareas inmediatas. Por su lado, el
radicalismo, que es estéril como método, se inclina sólo por lo máximo,
renunciando a la actividad intermedia, que muchas veces es ineludible para
alcanzar lo máximo; de modo que si se renuncia como regla a lo intermedio, lo
que ocurre es que tampoco se llega a lo máximo. Viene al caso hacer alusión a
la infinidad de ejemplos que demuestran que el radicalismo conduce al
conservadurismo; la explicación no es complicada: el cúmulo de ilusiones
infundadas, son necesariamente desvirtuadas por la realidad, por la práctica;
de modo que de un aparente súper optimismo se pasa a un real pesimismo.
Declamar el
nombre del socialismo y el título de las más conocidas teorías revolucionarias,
no garantizan la profundidad de las transformaciones que nos proponemos. En una
palabra: la fraseología revolucionaria no garantiza la profundidad del cambio,
y más bien al contrario, puede dificultarlo y hasta impedirlo (...) Podemos
encontrar palabras en nuestro vocabulario histórico tradicional y en la propia
riqueza del idioma, para dar la imagen del carácter radical de nuestro proceso
(...) Este asunto tiene que ver también con la necesidad de medir en su
adecuada proporción toda una serie de prejuicios reaccionarios que el enemigo
está en condiciones de inculcar al pueblo. Debemos perfeccionar un estilo
propio para agudizar de acuerdo a las condiciones concretas del país la lucha
de los explotados contra los explotadores (...) El Frente Sandinista siempre se
preocupó por buscar un estilo propio para dirigir a las masas en la lucha por
el cambio revolucionario. Podemos agregar a lo expresado en el presente punto,
que lo importante no es declamar frases de los grandes revolucionarios
universales, sino aplicar en la realidad con creatividad sus enseñanzas. En
todo caso esos revolucionarios no han legado meras frases, sino toda una acción
creadora (...) No queremos terminar el presente punto sin referirnos a la
conveniencia de buscar en los representativos de la cultura nacional del
pasado, las expresiones patrióticas y contra la explotación, y difundir con
amplitud tales citas. Esas referencias sí prestigian el lenguaje más radical
(…) Si el ocultamiento del programa revolucionario es una expresión de
derechismo, la ostentación exhibicionista representa el izquierdismo infantil.
…El enemigo
tratará de penetrar la organización, nuestras filas mismas, a través de
personas que pueden hacerse pasar por sandinistas, para más adelante provocar
escisiones mediante grupos de sandinistas “democráticos” (...) Nos estamos,
pues, refiriendo a un peligro proveniente de la margen derecha del proceso
(...) Todo esto que estamos diciendo nos permite considerar la cuestión de no
preocuparnos solamente por la simple penetración de vulgares delatores en las
filas, sino también de ejercer vigilancia ante el peligro de la infiltración
ideológica o de tipo político.
...La unidad
(...) ha predominado en (el Frente Sandinista) desde el momento de la
fundación. Con esta afirmación no se pretende ocultar la necesaria discusión
interna que ha acompañado nuestra actividad, pero que (...) no ha degenerado en
estériles escisiones (...) Es necesario velar por la continuación y desarrollo
de esta tradición...
...La unidad no
es opuesta a la existencia de un auténtico espíritu crítico en nuestras filas;
por el contrario, tal espíritu (...) le da consistencia mayor a la unidad (...)
Una crítica mal entendida que expone a la unidad, pierde su sentido
revolucionario y adquiere un carácter reaccionario. Es conveniente desarrollar
el estilo de persuasión y no de polémica (...) Cada uno debería tener presente
que lo que conviene a los intereses del movimiento, de la clase y de la nación,
es convencer y no vencer a la otra parte (...) La persuasión exige tener en
cuenta la dosis de razón, por ínfima, por pequeñita que sea, en la opinión que
cada uno expresa.
La modestia
facilita (...) la vida colectiva, la actividad de un conjunto de personas.
Precisamente la conciencia colectivista, la conciencia de que es la energía de
un conjunto de hombres lo que integra la vanguardia, es imprescindible en el
espíritu militante. Ese espíritu colectivista, que lo sustenta la modestia,
debe convertirse en una pasión en el militante revolucionario. La modestia frena
la ostentación de los méritos propios y no impide reconocer los méritos ajenos,
lo que contribuye grandemente a la fraternal comprensión entre los militantes.
…El espíritu
proletario, el estilo obrero obliga a observar con tristeza el yerro que comete
el hermano, y con alegría los méritos que puede lucir (...) Lamentablemente el
revolucionario nicaragüense, o lo que es lo mismo el sandinista, arrastra al
lado de una copiosa herencia heroica, una herencia de atraso político
verdaderamente propias de la época de las cavernas (...) El atraso heredado nos
lleva a subestimar lo político; a la vez la subestimación de lo político nos
dificulta superar plenamente o en la medida necesaria el atraso heredado.
Paradójicamente
el atraso político a la postre canalizó cierto aspecto positivo del militante
sandinista: la inclinación a la vinculación viva y práctica con el combate, con
la acción. No hubo en Nicaragua terreno abonado para el polemismo estéril, que al fin de cuentas se traduce en un plagio de
polémicas ardorosas que fueron razonables en otros contextos históricos.
El sectarismo
es el principal enemigo de la unidad. Debemos de tener el cuidado de saber
distinguir entre las diversas fuerzas políticas del país, los elementos que
coinciden con nuestras aspiraciones, aunque esa coincidencia sea mínima. El
sectario se empeña en ver solamente lo que diferencia y lo que separa. Es muy
importante comprender que en las filas del Partido Conservador hay
representativos del pueblo que si son convencidos mediante una paciente
explicación pueden acompañarnos en la lucha. Lo mismo ocurre dentro del
gobierno, la Guardia y dentro de otras instituciones nacionales. Hay que estar
claro de que no se precisa sustentar determinada ideología, filosofía o
creencia para ser partidario de la transformación radical del sistema económico
y político que impera en Nicaragua. La transformación de Nicaragua no es
cuestión de ideología sino cuestión de amar a nuestro pueblo y ansiar
fervorosamente su mejoramiento...
A los
vacilantes debemos atraerlos a fin de impedir que se decidan por apoyar la
dictadura (...) Debemos reunir los esfuerzos necesarios, con audacia y
paciencia, para aislar el centro de nuestros ataques.
Cuando recuerdo
las jornadas que libramos juntos en el movimiento estudiantil, un compañero
liberal como Denis Martínez, un compañero socialcristiano como Manolo Morales y
un radical como yo, es que cobra vida en mí la posibilidad de formular una
ideología revolucionaria nacional. Esa formulación tiene que ser obra de todos.
(*) Citas extraídas de “Bajo la bandera el sandinismo”, de
Carlos Fonseca, publicado por Editorial Nueva Nicaragua en 1985. Páginas: 115,
125, 126, 141, 142, 167, 171, 173, 174, 182, 183, 186, 197, 202, 301 y 310).
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