Cambio Climático, Incertidumbres, Confusiones e Investigación: Reflexiones desde la experiencia local.
Cambio Climático, Incertidumbres, Confusiones e Investigación:
Reflexiones desde la experiencia local.
Por: Álvaro
Ponce Lanza.
MSc.
Agricultura.
MSc. Políticas
Públicas.
¨Para quien no
sabe hacia dónde se dirige, cualquier camino le parece correcto...lo incierto
es que desconoce su final o al menos ni se ha imaginado cómo sería ese destino.
¨
Realmente, esta
frase, independientemente de quien sea su autor/a, es tan, pero tan válida para
la ciencia del cambio climático. Especialmente para la investigación que aporte
a la definición de estrategias de gestión integral de los riesgos climáticos.
Así como el camino que tomamos hacia cualquier dirección posee cienes de
obstáculos en su trayectoria, así las estrategias de adaptación al cambio
climático poseen cienes de retos actuales y futuros para enfrentar la
variabilidad climática y el cambio climático. El reto permanente es: ¿cómo
lidiar con los obstáculos que a cada momento y en cada trecho de camino se nos
presentan? Y ¿cómo no perder esa imagen objetivo? Imagen que nos trazamos al
inicio de emprender el camino de ese final deseado, aunque tal imagen, como en
la mayoría de los casos, no exista, ni la tengamos definida en nuestras mentes
o en el imaginario personal o colectivo. ¿Cómo te imaginas, te ves, en 20
años?
Las estrategias
actuales para la adaptación al cambio climático adolecen de este mismo
¨síndrome por llamarlo de alguna manera- de enfrentamiento continuo¨. Me refiero
con este término, a nuestra manera de abordar esos obstáculos que aparecen
continuamente en nuestro viaje en ese camino sin destino definido. Así los
impactos y efectos de la variabilidad climática nos mantienen y nos retienen
perpetuamente en lo que se me ha ocurrido llamar, el “síndrome del
enfrentamiento continuo”. Nos desgastamos, física, económica y moralmente.
Desarrollamos emocionantes debates técnicos, ideando en cómo retirar la piedra
del camino en construcción, cuando quizá la mejor decisión era evitarla. Crear
reservorios y sistemas de micro riegos, cuando quizá lo mejor era cambiar de
medio de vida. Investigar variedades resistentes a sequía a costa de reducción
de rendimiento, cuando lo mejor sería cambiar esa ¨cultura agrícola enmohecida¨
a otra nueva y renovada cultura de producción acorde con el conocimiento del
nuevo clima investigado desde la ciencia del cambio climático.
Para ilustrar mi
pensamiento, acostumbro a relatar la historia de un pueblo muy emprendedor y
luchador del norte de Nicaragua, su nombre es Yalagüina. Este nombre, en
nuestra lengua nativa Náhuatl, significa, “Pueblo de Pescadores”. En la entrada
de la calle principal de este pueblo se aprecia en el arco principal, la
estatua de un indígena con una vara de pescar y un sartal de peces; este es el
símbolo de su pueblo. Sus actuales pobladores, cuando les comparto esta parte
histórica de su municipio se preguntan: ¿y donde pescaban? Actualmente los
medios de vida de Yalagüina son principalmente el trabajo del barro, produciendo
tejas y ladrillos de cuarterón para construcción, pero principalmente la venta
de productos de panadería artesanal y semi-industrial. Famosas rosquillas
somoteñas, del sector de Matapalo, muy conocidas. Sin dejar de un lado un poco
de ganadería y granos básicos.
¿Cómo pasaron de
pescadores, a agricultores y luego a artesanos y rosquilleras?, ¿cómo fue esa
ruta? ¿Qué obstáculos los llevaron a evitar la piedra y cambiar la ruta del
camino? Lógicamente las condiciones climáticas, el entorno donde desarrollaban
estas actividades para vivir cambiaron y ellos –pescadores de aquel clima- de
manera espontánea se fueron adecuando a buscar nuevos medios y estrategias de
vida enfrentando eventos traumáticos que los llevaron a tomar decisiones
radicales para abandonar y cambiar sus medios y sus estrategias de vida a un
¨nuevo estado climático¨.
Actualmente, ese
pueblo posee una dinámica económica basada en medios de vida totalmente
distintos a los que tenían sus ancestros. Se adecuaron, cambiaron su forma de pensar,
de actuar, en la actualidad sus estrategias de vida ¨se adaptaron¨ al nuevo
clima en que viven, a las condiciones sociales y económicas de su entorno
actual. No significa esto que estén adaptados al cambio climático, pues su
proceso de desarrollo socio económico fue en un contexto de un constante
enfrentamiento. El cambio climático, nunca se alcanza, siempre estará a muchos
años adelante, si entendemos que es un estado y no una afectación
particular.
Con esta
analogía, se puede debatir sobre una probable imagen de esta ruta de adaptación
tomada por este pueblo. Es seguro que el proceso para llegar a esta situación
actual de Yalagüina, es ese camino tomado sin ningún destino, un proceso de
adecuaciones permanentes y de lucha con los obstáculos que fueron apareciendo
año con año, y que forzaron a que algunos grupos abandonaran sus estrategias de
vida, migraran, se descapitalizaran, etc. y retomaran otras estrategias de
vida. De pescadores a agricultores, ganaderos, obreros/as agrícolas (temporales
o permanentes en el municipio o fuera del mismo), artesanos/as y llegar a
empresarios/as panaderas actualmente. Todo un proceso de adaptación espontanea,
diverso, sin planificación, en una dinámica de prueba-error. Surge la pregunta;
¿este es el destino final para ellos o para otros pueblos en condiciones
similares? O, será que es normal que continúen enfrentando ahora nuevos retos y
lo que se aparezca en este camino…es decir, ¿la espontaneidad y el
enfrentamiento de lo que surja, es la mejor estrategia para evolucionar y de
adaptarnos, hablando ya de cambio climático y sobre todo si tomamos en cuenta
la gran incertidumbre de los escenarios que publican los científicos del
IPCC 1?
¿Seguir
enfrentando las situaciones que surjan de la variabilidad climática es la mejor
manera de construir la resiliencia tan mencionada? Este ha sido el actuar de la
mayoría de los países sufrientes del cambio climático. Sin embargo; a mi manera
de pensar, ser resiliente, es estar condenado a aguantar lo que venga de la
fatalidad y tener la fortaleza de recuperarnos de manera efectiva y eficiente
con nuestros propios medios y recursos. En este caso, los efectos del cambio
climático no son resultado de la fatalidad, o castigo de Dios, según algunos
entendimientos. No, no es así, son efectos que tienen su origen muy claro y los
responsables de estos efectos también están claramente identificados y han
firmado acuerdos durante décadas, últimamente, el tan triste y celebre acuerdo
en París. Acuerdo firmado, se supone, para apoyar a estos pueblos, nuestros
pueblos sufrientes de los efectos del cambio climático, con recursos para
invertir en prevención, en apoyo ante los desastres y en compensación de los
daños. Habrá que esperar hasta el año 2020 que este acuerdo entre en vigencia,
si esos 100,000 millones de dólares anuales serán puestos a disposición y serán
invertidos para lo que han sido destinados. Para ser honesto, sé que no se realizarán. Ya
sucedió con otros acuerdos firmados muchos años antes, uno de ellos igual en París, (Armonización-Apropiación, Articulación) otro acuerdo de vieja data es
la destinación de un 0.07% del Producto Interno Bruto (PIB) que los países
desarrollados deben orientar para la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) de
nuestros países en ¨vías de desarrollo¨. Ninguno ha llegado a destinar, ni
aportar tanto. Merece la pena, en este
punto, aclarar algunos aspectos importantes relacionados con el origen y
destino de estos recursos para la adaptación al cambio climático. En mi
opinión, no se entiende el concepto de responsabilidad histórica, ni el
concepto de compensación por daños, ni el de fondos para la adaptación. Es decir,
se están mezclando fondos destinados a adaptación y mitigación con fondos,
pocos por supuesto, que provienen de la AOD que corresponden a acuerdos internacionales
distintos y con distintos objetivos. Ahora surgen los objetivos de desarrollo
sostenible al 2030, los objetivos del milenio no se cumplieron en la gran
mayoría de países del mundo empobrecido.
Para ilustrar
esta confusión, me detengo a proponer un ejemplo sencillo; Supongamos que
tenemos una casa y se la rentamos a un determinado ciudadano por una cantidad
de 10,000 córdobas mensuales, este ciudadano con su camioneta en un determinado
momento al querer introducirla en el garaje, de manera deliberada o no,
destruye una de las paredes, al momento de hacer nuestro reclamo él nos
responde lo siguiente; ¨por favor del dinero de la renta de los 10,000
córdobas, de ahí por favor repare el daño del garaje¨ ¿Qué opinaríamos nosotros de este
planteamiento?.
La renta es una
fuente de ingreso diferente para nosotros, eso es para que el ciudadano viva en
condiciones dignas en un sitio donde le proporciono por acuerdo mutuo, el daño
es su responsabilidad, así que el fondo de la renta queda intacto y usted debe destinar
otros recursos para reparar el daño que ha causado.
Otra
ilustración; Un padre de una familia divorciada proporciona una pensión de
5,000 córdobas a su hijo/a de manera mensual, pero, en una de sus visitas a su
hijo con la camioneta, el padre le causa daños al triciclo del niño/a. El padre
argumenta; con los 5,000 córdobas que son de la pensión se debe de reparar el
daño al triciclo. Nuevamente los 5,000 son un derecho, el daño lo debe de
asumir quien lo realizó.
Dicho lo
anterior, la Ayuda Oficial al Desarrollo, o la Ayuda Humanitaria, es un acuerdo
totalmente distinto y una obligación firmada por los países desarrollados, no
debe de confundirse con los fondos para compensación por daños y con fondos de
adaptación. Los fondos de la compensación son por los daños provocados por el
cambio climático actuales y futuros, el punto es: ¿sabemos con seguridad los
daños causados actuales y futuros? No. Para ello se debe de investigar que tan
afectada resulto la pared, y el triciclo (Entiéndase sectores y sub sectores de
un país, daños en infraestructura, salud, producción etc. Etc.) Por lo que se
deben de hacer investigaciones serias y valoraciones para los daños futuros aun
no acaecidos. Los daños ya causados, es más, digamos sencillo
cuantificarlos-exceptuando, por supuesto, los miles de millones de invaluables
vidas humanas pérdidas por estos efectos del cambio climático en todo el
mundo-. Ya se sufrió el daño de una tormenta, de una ola de calor, incendios,
inundaciones, plagas, enfermedades o de una afectación por reducción de
precipitaciones. ¿Pero que sucede con los daños futuros que no conocemos? ¿Qué
sucede con esos efectos futuros que no estamos investigando en todos los
ámbitos de nuestras vidas? ¿Cómo exigir compensación o fondos de adaptación si
no sabemos el camino, ni
tenemos trazado el objetivo final del camino donde queremos llegar? ¿Estamos
adoleciendo del ¨Síndrome de Enfrentamiento Continuo¨? Pienso que sí.
1 IPCC Panel Intergubernamental de Cambio Climático de las Naciones Unidas. Conformado por más de 2,000 científicos provenientes de los países partes miembros de Naciones Unidas.
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