Carmen Hidalgo
y su hija Ileana Terán H.
HIJOS
MÍOS
Mi vida fue un sueño, en donde los pájaros me despertaban al amanecer, con sus dulces trinos, su revolotear....
Las noches de luna, el cielo
estrellado, y mis hijos jugando o cantando en rueda al compás de su guitarra,
me hicieron muy feliz....
Fueron pasando los años, y
nos los vi pasar, solo que me fui marchitando, como una rosa que pierde su
aroma, y se deshoja poco a poco....
Muchas veces sentí el temor
al oír el trueno y ver el rayo cruzar. Las malas noticias me estremecían.
En las noches de invierno
sentí frío, mucho frío. Sentí en mi cuerpo el sol ardiente al caminar por las
calles y avenidas; pero también por las mañanas sus rayos eran una caricia
vivificadora.
Vi de lejos el fuego devorar
bosques y montañas, con su llama abrasadora, y me dio tristeza, mucha tristeza.
Hubiera querido con mi mano y el poder de Dios, transformar el Mundo en toda su
dimensión.
Cultive en mi jardín, muchas
rosas, para darlas a mis hijos, es decir Uds., y a mi esposo, a quien tanto amé.
Esas rosas llevaban mi fragancia, mi ternura y mi amor.
Lo que no les di, fue mi voz
de ruiseñor.... Pero ustedes, la guardan celosamente en su memoria. Todo lo que
mi vista alcanzo a ver, fue Grandioso, porque ame la Naturaleza.
Saben Hijos: Me llevo lo
grande, lo sublime, lo puro, lo que no se rompe ni se destruye, como es el Amor
de Todos. De todos mis hijos.
Managua 14 de Mayo de
1991.
Carmen Hidalgo de
Terán
Esteliense
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