OFENSIVA FINAL ESTELI. JUNIO – JULIO 1979



OFENSIVA FINAL   ESTELI. JUNIO – JULIO 1979
Byron Javier Picado Molina
Estelí, 15 mayo 2016.
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Francisco Rivera entró a Estelí para no salir nunca más
En enero de 1979, se realizó en Panamá un “congresillo” de la Tendencia Tercerista, en donde se diseñaron los planes, de la insurrección general. Conforme a esos planes, se organizaron las comunicaciones y se desarrollaron acciones ofensivas como el ataque a El Jícaro, por la Columna Oscar Turcios al mando de Germán Pomares Ordóñez “El Danto”, y luego se produjeron emboscadas en la Carretera Panamericana, que dieron lugar a la segunda insurrección de Estelí en abril de ese año.
“El Danto” había entrado por Jalapa, y fue recibido en La Sotana por una unidad encabezada por Antonio Castillo. Francisco Rivera “El Zorro” se reunió con “El Danto” el 13 de mayo en el Cerro Las Cuchillas, bautizado Cerro Cuba, desde que ahí llegaron los guerrilleros de la  Bonifacio Montoya en 1975. En esa reunión, terminaron de afinar los planes que habían diseñado sobre la ofensiva final en el norte. “El Danto” comunica su decisión de participar personalmente en la toma de Jinotega.
Después de la segunda insurrección de Estelí en abril de 1979, las fuerzas de las distintas unidades de combate del Frente Norte mantuvieron la ofensiva con distintas operaciones militares. Para el 22 de mayo, una fuerza de la Columna Facundo Picado, comandada por Luis Emilio Gámez “Dimas”, monta una exitosa emboscada en la cuesta de Cucamonga, donde le causaron unas veinticinco bajas al enemigo.
Todas las unidades al mando de Francisco Rivera, como las de la GPP, realizan intensas actividades de abastecimiento de armas y municiones. 
A principios de junio, ya en marcha los planes nacionales insurreccionales, “El Zorro”, orientó a Elías Noguera iniciar la ofensiva del norte con el ataque a Estelí.
Mónica: ¿Cómo comenzó la insurrección final en Estelí?
Elías: El Comandante Francisco Rivera “El Zorro” dirigió las tres insurrecciones. Tuvimos una reunión, creo que como el dos de junio, donde conversamos sobre nuestras fuerzas, la distribución de las columnas; y me informó que había recibido una carta de Julio Ramos, por orientaciones de Bayardo Arce, para concentrar las fuerzas de la Tendencia GPP, en la Brigada Coronel Santos López.
Comentario de la autora: Para la insurrección final en el Frente Norte se involucraron doce columnas entre Terceristas y GPP, algunas de ellas compuestas de varias escuadras o grupos de combate. Cada uno con su respectiva jefatura.
Las más grandes eran: Columna Facundo Picado: Jefe, Elías Noguera y como segundo Emilio Gámez “Dimas”; Columna Carlos Agüero: Jefes, Héctor Flores y Ramón Prudencio Serrano; Columna César Augusto Salinas Pinell, bajo el mando de Cristhian Pichardo; Columna Bonifacio Montoya: Jefe: Omar Cabezas; Columna Oscar Turcios: a la caída de Germán Pomares, queda bajo el mando de Javier Carrión; La General Pedro Altamirano, bajo la responsabilidad de Julio Ramos; Columna Jorge Sinforoso Bravo: Jefe: Jaime Agurcia.
En Matagalpa operaban además la Unidad de Combate Crescencio Rosales, al mando de Álvaro Baltodano, y la Unidad Salvador Amador, al mando de José González y “Payín”.
Unidades más pequeñas eran: Donoso Zeledón Úbeda, bajo la responsabilidad de Salvador Loza y Fredman Torres; La Filemón Rivera bajo la responsabilidad de Víctor Manuel Gallegos “Pedrito El Hondureño” y Antenor Rosales; y la Columna Juan Alberto Blandón, dirigida por Mauricio Zelaya Úbeda.
Para la ofensiva final de junio-julio de 1979, estas columnas se dislocaron o concentraron según las necesidades y operaron sobre las ciudades de Estelí, Matagalpa, Ocotal, Condega, Pueblo Nuevo, Limay, Yalí, La Concordia, San Rafael, La Trinidad, Achuapa, El Sauce, San Isidro, Sébaco y demás municipios cercanos. Algunas de estas fuerzas llegaron hasta Villanueva.
Elías: El 5 de junio, yo tengo una avanzada de mi columna, la Facundo Picado, a unos cuantos kilómetros de Estelí. “El Zorro” ya tiene su columna por Santa Cruz, cerca de La Trinidad, la que estaba al mando de “Pedrito El Hondureño”. Ahí iba “El Capi” Rosales, quien era el político. Otras columnas, como la Donoso Zeledón, también estaban cerca de Estelí.
La otra parte de mi columna, dirigida por Raúl Monzón, estaba cerca de Condega. Agurcia, que jefeaba la Sinforoso Bravo, iba en dirección a Ocotal. O sea, había un plan y prácticamente, desde el punto de vista militar, ya estábamos echando a andar la estrategia de caerles a los pueblos, pero simultáneamente con Estelí. “El Zorro” me dice: –Leé la carta para ver si estás de acuerdo. Era su respuesta a Julio Ramos y a Bayardo Arce, y a mí me pareció impresionante. Tenía como ocho páginas, donde les explicaba detalladamente lo que se estaba haciendo; pero no decía que no daba tiempo, y que no estaba de acuerdo con la concentración de las fuerzas.
Les decía en la carta: –A mi gente la mandé para Matagalpa. Ya Javier Carrión va en camino a reunirse con otras fuerzas que estaban en la ciudad de Matagalpa. Álvaro Baltodano por la GPP y Carlos Rojas, “El Doctorcito”, por los Terceristas. Entonces me explica la distribución de nuestras fuerzas, cuál es el objetivo militar, lo que se ha hecho sobre las vías de comunicación y otras actividades militares. La cosa es que yo veo el documento, lo leo varias veces y le digo que está muy bien. Esa fue la carta que mandó y al final ese fue el documento aprobado. Es increíble la visión de “El Zorro”, todo un estratega militar.
Mónica: Sí, él se inclinaba por operar con unidades más pequeñas en distintas ciudades, en vez de concentrarlas.
Elías: Sí, y tenía una lógica de caer primero en los pueblos donde el enemigo tenía pequeñas guarniciones, como Pueblo Nuevo y Condega, donde habían entre cuarenta y cien guardias y, además, darles el golpe militar a esos pequeños comandos, atacar los movimientos sobre las vías de comunicación y recuperar armas.
Y lo otro, que era lo más importante, era la integración del pueblo al combate. Como íbamos de viaje, como decía “El Zorro”, es la ofensiva final, entonces, decía: –Van a ir todos los colaboradores que estaban clandestinos, tenían que salir a combatir ya, todo mundo, todos, las mujeres, los jóvenes, ya era la final, pues. En síntesis, le decía a Bayardo, no me da tiempo de concentrar fuerzas, ya voy de viaje.
Era como el seis de junio, y me dice, hay que tomarse Estelí. Pero yo había sido herido en la rodilla durante la insurrección de abril en Condega, en donde, por cierto, derribamos dos aviones.
En ese momento, del Estado Mayor Tercerista del Frente Norte, sólo estábamos los dos, porque Pomares, que era el Jefe, ya había caído, y Javier Carrión, que era el Segundo, andaba en misión en Matagalpa.
Hay que irse para Estelí –me dice. Lo hablaba en plural. Bueno pues –digo yo. Entonces, al rato me dice: –Alistate, que voy para Estelí. Entonces, como éramos amigos, además de compañeros, hermanos prácticamente, cuando me dice ¡alistate!, yo creo que es broma, porque ando en muleta. Él planteaba caerle primero a Estelí, y que esa fuera la campanada.
Si no puedo caminar, ando con una muleta y un bordón –le digo. Es en serio –me dice, ahí está un caballo. Y veo un caballón fuerte, medio pesado, aunque había otro todo flaco, feo; pero él insistía en que me fuera en el grande. Entonces, le digo: –No, no, yo no puedo montar porque ando herido, ese jodido me puede botar porque ando herido.
Y así fue. Agarré el cholenco porque el otro era muy brioso, muy fuerte. La cosa es que me fui con cinco hombres, baqueanos, y llegamos de noche a La Montañita. Ahí estaba la Columna Facundo Picado, al mando de Emilio Gámez “Dimas”, un buen combatiente. Le expliqué el plan de la toma de Estelí, y también del papel de las otras columnas en el Frente Norte y su incorporación a Estelí.
Mónica: Hay que recordar que para entonces ya había un llamado a la Huelga General. ¿Cuál era el ambiente en Estelí? ¿Había respondido a ese llamado?
Elías: Estelí se sumó a la huelga general, el cuatro. Hay que tomar en cuenta que Estelí quedó prácticamente devastado por la represión del somocismo, después de la insurrección de abril. Prácticamente no había jóvenes.
Mónica: Así es porque en la insurrección de abril, hubo mucho más bombardeos que en la de 1978. En abril, la Guardia tiró con todo y prácticamente destruyó la ciudad.
Elías: Sí, con todos los fierros. La colaboración interna estaba golpeada por la represión; sin embargo, la gente estaba con la esperanza de que las columnas llegaran a Estelí y era como un ¡sálvennos!, porque la Guardia seguía reprimiendo. En el campo había una efervescencia total del campesinado, una gran colaboración. El campo ya prácticamente estaba, como decía Pomares, liberado. Uno ya andaba a caballo en el campo, porque la Guardia estaba reconcentrada en los cuarteles. Era la táctica que utilizó la Guardia al final, la concentración de sus fuerzas en los cuarteles, no salían a patrullar por miedo a las emboscadas.
Oyente: Habla Sergio Maradiaga. Quería hacer mi aporte también, porque fui combatiente del Frente Norte Carlos Fonseca Amador; pertenecía a la Tendencia GPP, y estaba ubicado en Canta Gallos, con Cristhian Pichardo “Isauro”, pero la decisión que se había tomado era reunirnos en una hacienda que se llama Darailí, al norte. Cuando ya se estaba calentando la cosa en la montaña, nosotros nos movimos, porque la orientación era reconcentrarnos en esa hacienda todas las unidades de combate de la columna, a la cual yo pertenecía; y de ahí partimos hacia San Sebastián de Yalí junto con otras fuerzas que se agregaron, que eran del campamento Cuba, y otras unidades de combate que estaban alrededor de ahí.
Nosotros entramos a Estelí, y ya estaban los compañeros de la Tendencia Tercerista, disgregados en la parte al lado del barrio El Rosario, creo yo que se llamaba. Entonces, quería hacer el aporte. Incluso, ese día que nosotros llegamos ahí, la Guardia nos hizo varias bajas, porque nos morterearon, nos detectaron; estábamos en la Escuela de El Rosario, ahí murió un compañero al que le decían “El Torito”, no recuerdo muy bien.
Myriam: Mirá, respecto a lo que decía el compañero Maradiaga, no fue en junio que murió “El Toro”, que es Noel Gámez, hermano de “Dimas”; si no que fue en abril, en la segunda insurrección.
(Corrección: Quien cae es Ronaldo Aráuz. EL TORITO)  (Bueycito dice Omar Cabezas)
Elías: Entramos a Estelí el nueve de junio a las seis de la mañana por el barrio El Zapote, pero deposité el mando en Emilio Gámez. Los combates desde la entrada fueron fuertísimos, ya que la táctica militar que la Guardia utilizó fue ubicar pequeñas guarniciones en lugares claves de la ciudad de Estelí. Entonces decidimos tomarnos comando por comando.
Mónica: Esa fue la táctica de la Guardia en todas las ciudades. Así nos pasó en Jinotepe y en Granada. La Guardia se salió del cuartel central y armó varios cuarteles en toda la ciudad.
Elías: Exactamente. El día nueve, que entramos, me encontré a don Marcos, el papá del “Zorro”, quien creía que su hijo había muerto; se alegró cuando le dije que venía detrás.
Nomás entramos, la Guardia nos hizo ocho bajas. Fue un enfrentamiento directo con la Guardia y hubo un montón de heridos. Como a las once de la mañana entró la Columna Donoso Zeledón, que la comandaba Fredman Torres. Ahí venía la compañera Myriam, y para nosotros fue un alivio. Entonces nos vinimos ubicando sobre la calle principal de Estelí, la calle de los bancos. Después fueron entrando otras columnas guerrilleras y se iban incorporando al combate.
Myriam: Elías, recuerdo que cuando entramos, ustedes tenían tomadas las dos primeras calles, después del puente Panamá Soberana, y no se podía mover uno de la calle de los bancos. Entonces tuvimos que entrar por El Zapote, exactamente por donde vivía la familia de “Rubén”. El río estaba súper crecido, y recuerdo que nos pasaron con mecates. No podíamos entrar por el puente, porque estaban los francotiradores en los bancos, que desde ahí tenían línea de tiro directo al puente. Entonces tuvimos que buscar otra vía, y ésa fue la entrada de todititas las columnas.
Elías: Lo que pasó es que la Guardia estaba ubicada estratégicamente; estaba distribuida en los edificios más altos de Estelí: en los bancos, en las casa comerciales, en TELCOR, en Catedral y en los colegios, y el poder de fuego de la Guardia era altísimo, y estaba reforzada por artillería, un tanque Sherman y dos tanquetas.
Como tres horas después que entramos nosotros, entró la Columna Donoso Zeledón. Después, como el doce de junio, entró Salvador Loza, con un grupo de diez o quince compañeros, y el trece entró la Columna Filemón Rivera, comandada por “Pedrito El Hondureño”. Ellos venían de la toma de La Trinidad y Santa Cruz, que ya estaban bajo el control de la guerrilla.
Eso nos daba control sobre el hospital de La Trinidad, y comenzamos a llevar ahí a nuestros heridos. Teníamos un hospitalito militar en Estelí, con médicos colaboradores y otros médicos que vinieron de Honduras. Ahí daban los primeros auxilios, pero a los más graves los mandábamos para La Trinidad.
Estas Columnas, Donoso Zeledón y Filemón Rivera, fueron un gran alivio; se ubicaron por el Puente de Hierro y al noroeste de Estelí, buscando el comando. Para entonces, nosotros ya teníamos el control de la calle de los bancos, donde los combates fueron sangrientos.
Mónica: Vamos a hablar con José Ángel Vindell Acuña, conocido como “Roque”. ¿Naciste en San José de Limay?
José:  me incorporé a la insurrección de septiembre. Ya no quería bombas de contacto, porque varias veces me escaparon de explotar en las manos. Yo soñaba con tener una carabina en la mano, para desquitarme de todas las barbaridades de la Guardia.
Mónica: ¿Y en qué año te fuiste?
José: Desde 1978, en la insurrección; después nos retiramos hacia Honduras y recibí un curso de guerra de guerrillas, que duró tres meses. Comencé en la Columna Filemón Rivera, en El Tular; después pasé a la Columna Facundo Picado con el Comandante Noguera.
Participé también en la insurrec­ción de abril en Condega. Quiero aprovechar para recordar a seis compañeros que cayeron combatiendo ferozmente, durante una emboscada de contención que tendimos a un convoy de la Guardia, que llegaba de refuerzo a Condega, ya bajo control de la guerrilla. Habíamos derribado el avión en el que iban unos catorce guardias, y el convoy iba a reforzar desde Estelí. Entre los caídos, estaban Herminio Maldonado, de San Juan de Limay; otros compañeros de seudónimos “Walter” y “El Chimbo”, quien era bien conocido por todos los estilianos.
Mónica: ¿No te acordás de los nombres?
José: “Huevo Chimbo”, le decían, era de apellido Valenzuela. Un compañero de voz ronca, conocido en casi todas las columnas por su popular forma de ser. Recuerdo también al compañero “Felino” de apellido Rodríguez, al que la Guardia torturó salvajemente: le abrieron los talones, antes de asesinarlo.
Myriam: Hermano de Thelma Rodríguez, conocida como “Yaoska”.
José: Después de la insurrección de abril, viajé dos veces a Honduras, pues conocía muy bien la frontera por el sector de Limay. Me envió el Comandante Noguera, con “La Culebra” y Miguelito, que era de la familia Morazán, de Somoto, un compañero muy bueno que luego cayó. Después también fui a traer armamento y contingentes para reforzar las columnas. Luego entramos cuando la insurrección final. Entramos el propio 14 de junio.
Partimos de El Pino, donde se encontraba el mejor estratega del norte, Francisco Rivera “El Zorro”. Él era una escuela de la que todo mundo aprendió. Tenía mucho carisma y todos podían opinar. Era un guerrillero que yo sólo comparo con el Che Guevara.
Mónica: O sea que al “Zorro” no sólo hay que verlo como alguien que tenía una intuición natural para diseñar los planes militares, sino que tal vez, lo más importante es que tenía la capacidad de mover a los demás; tenía un liderazgo natural para mover a los demás en la dirección que él consideraba correcta, y salía victorioso.
Elías: Él era participativo, tenía apertura, te dejaba que vos hablaras, que participaras en discusiones; es interesante, porque uno va aprendiendo de esa manera. Por eso los jóvenes lo recuerdan mucho, porque era un maestro, y era un libro abierto también para la vida.
Myriam: Yo le preguntaba por qué hablaba tan bajo, y él me decía que lo había aprendido en la montaña. A pesar de eso, inspiraba autoridad y respeto. Yo lo quise como a un hermano, como a un padre, y su muerte para mí fue una gran pérdida.
Oyente: Habla Aldo Briones1.
Mónica: Aldo, ¿cómo está tu salud?
Aldo: Estoy viviendo con una máquina; el único riñón que tuve de naturaleza se me paralizó, entonces estoy con máquina ahora.
Estoy oyendo las historias de Estelí de boca de esos compañeros, Elías y “Roque”, que tuvimos alguna relación, aunque fuera indirecta.
Mónica: Y también con la compañera Myriam, porque ella se incorpora después de la toma de las iglesias, y yo recuerdo que vos participaste en esa toma en 1977.
Quiero explicarle a la gente que Aldo Briones era un chavalo a finales de 1975, cuando llegué a Estelí como responsable clandestina. Fue uno de los primeros jóvenes que se incorporaron en esa época, uno de los compañeros que hicieron ese trabajo de hormiga, tal vez el más difícil: el trabajo político-organizativo, que permitió que años después la gente se alzara masivamente en armas.
La insurrección no fue obra de la noche a la mañana, ni de la mente lúcida de una sola persona. Fue el resultado de un trabajo político-organizativo, de concientización, de movilización sostenida de casi veinte años. Como decían los vietnamitas: despertar al pueblo dormido, organizar al pueblo despierto, armar al pueblo organizado y conducirlo a la victoria; y esa estrategia se aplicó en el Frente Sandinista. Y Aldo fue uno de los impulsores de ese trabajo de hormiga, invisible, que permitió que después se pudiera desarrollar la insurrección. ¿Nos querías contar algo, Aldo?
Aldo: Sólo quería confirmar lo que manifestó Sergio Maradiaga sobre “El Torito”. Estuvo con nosotros en la CAS (Columna César Augusto Salinas) con Cristhian Pichardo, y se llamaba Ronaldo Arauz; vivía ahí en lo que se llama ahora el Barrio Juno Rodríguez fue vecino, precisamente, de la Juno Rodríguez, quien cayó en Managua el 17 de octubre de 1977.
Otra cosa que quería decir es que yo me di el lujo de trabajar con José Benito Escobar, en la César Augusto Salinas. Estuvo un tiempo con nosotros y tengo unos escritos de él, que le mandaba a Bayardo. Tal vez podamos comparar algunos datos y algunas cosas que han venido saliendo ahí que, por dicha de la historia, he tenido la oportunidad de estar inmerso en ella.
Mónica: Aldo, ¿vos estabas en Estelí cuando murió José Benito?
Aldo: Estuvo con nosotros tres meses en la Columna César Augusto Salinas. Él bajó a la ciudad y a los tres días lo mataron. Estábamos de Condega hacia Kilambé.
Estuvo con nosotros tres meses. ¡Hablar de José Benito requiere mucho tiempo! Era un hombre capaz, con mucha inteligencia; le enseñaba a uno todo lo que podía, hasta lo mínimo. Nos enseñó a caminar en el campo, nos contaba la historia de lo que había pasado. Era un educador increíble, con una gran capacidad. Nosotros le decíamos “El Viejo”, porque era el de más edad de la columna, pero nunca lo vimos cansado, siempre estaba con entusiasmo, pensando para adelante, nada para atrás; y nos decía que siempre hiciéramos el mayor esfuerzo para seguir adelante. Tengo escritos que son de su puño y letra, algunos de ellos; algún día, podríamos compartirlos, tal vez.
Myriam: Recuerdo cuando murió José Benito Escobar, fue una noticia que se regó como pólvora en la ciudad. La mayoría de los estudiantes ya éramos del FER y nos dirigimos al barrio San Antonio. Recuerdo que la Guardia no quería entregar el cadáver y los estudiantes les hicimos la guerra.
Mónica: ¿Cómo es que no querían entregar el cadáver?
Myriam: No lo querían entregar porque era un militante del Frente Sandinista; entonces, no sé si era que estaban manipulando la muerte o lo querían no sé para qué. La cuestión es que nos organizamos y le hicimos la guerra a la Guardia; inclusive, los estudiantes de La Normal y del Instituto San Francisco, nos tomamos El Palacio. Ahí platicamos con un teniente de apellido Mercado, quien decía que la Guardia era profesional y que su rol era matar guerrilleros.
Oyente: Mi nombre es Danilo Martínez, soy de San Rafael del Norte. Estoy oyendo hablar de la insurrección de Estelí y no han dicho nada de un compañero de seudónimo “Sebastián”, que fue hecho prisionero y torturado muy joven. ¡Era un compañero increíble! Su papá es don Francisco Zelaya, hermano de Urania Zelaya. No estoy seguro, pero creo que fue en la cárcel que perdió un ojo. Si él está oyendo, le mando un abrazo. También había un compañero de seudónimo “Máximo”, que se metió al Comando con una pala mecánica. Increíble, ¿verdad?
Myriam: Él se llama Mauricio Zelaya, hermano de Urania Zelaya. Primero estuvo al lado de El Tular y después fue para Yalí, por El Zacatón. Vamos a hablar de los compañeros de las palas mecánicas y los vamos a mencionar, lo que pasa es que las llamadas no nos han permitido avanzar mucho en el relato.
Oyente: Yo quiero preguntar cuál fue la participación de René Molina Valenzuela en la muerte de José Benito Escobar y en la masacre de la juventud estiliana. También quiero saber quién y cómo se nombraba el grado de Comandante Guerrillero. También les pregunto por qué no hubo una Comandante Guerrillera en el Frente Norte y en el Frente Sur. Muchas gracias.
Myriam: René Molina Valenzuela era un esbirro somocista, delegado de Somoza en Estelí. Creo que tuvo participación en la muerte del niño Wilfredo Valenzuela, porque fue muy cerca de su casa, y fue él que llamó a la Guardia. Y el grado de Comandante Guerrillero se lo ganaban a través del tiempo y a través de sus combates.
Estábamos en 20 de junio, ¿qué pasó después?
Myriam: En la toma de las dos primeras calles, se dieron combates súper sangrientos. Nos íbamos por los patios baldíos, hacíamos hoyos en las paredes de las casas para desplazarnos, primero muy lentamente, hasta que fueron entrando “Martín” Salvador Loza, “Pedrito El Hondureño”, con su Escuadra Filemón Rivera. El 14 de junio entró “Rubén” con su escuadrita que él siempre movilizaba y así llegamos al veinte, en combates sangrientos. Nos llegamos a tomar las dos primeras vías, las dos primeras calles.
Elías: Cuando entra “El Zorro” el 14 de junio, inmediatamente hicimos un balance de la situación, que era la siguiente: del sur para el norte, sobre la calle de los bancos, está “Roque” con un grupo como de cuarenta compañeros. Después está Fredman Torres, con la Columna Donoso Zeledón; después está Emilio Gámez “Dimas”, con la Facundo Picado; está “Pedrito El Hondureño” a continuación, hasta llegar al noreste del cuartel. Había un semicírculo.
La Guardia tiene tomado los bancos, TELCOR, el Almacén Karín, el parque, el Palacio, el hospital San Juan de Dios, el Instituto Nacional, el Instituto San Francisco y, por supuesto, que la fuerza principal está en el Comando. También tiene la pista de aterrizaje y tiene controlada toda la Carretera Panamericana. Ese es el balance de la fuerza.
Entonces decidimos fortalecer ese semicírculo, porque está definida claramente la línea de fuego.
Mónica: ¿Cómo cuántos combatientes eran los que estaban en ese semicírculo? ¿Cuántas armas de guerra?
Elías: Había más o menos trescientos guerrilleros, y aproximadamente, un veinticinco por ciento de todas las armas eran de guerra, la mayoría eran escopetas y armas cortas. El 20 de junio entra la columna que comandaba Julio Ramos, ahí venía Omar Cabezas. Ese mismo día entra la Brigada Coronel Santos López, jefeada por Omar Halleslevens “Isaac” y Cristhian Pichardo.
Sí, y con ellos, los que estamos adentro, conformamos un Estado Mayor Conjunto de las tendencias. Se nombra a Francisco Rivera como jefe de todo el Frente Norte. En el Estado Mayor Conjunto están, por parte de los Terceristas, Salvador Loza “El Viejo Martín”, estoy yo, está Fredman Torres, “El Capi” Antenor Rosales y “Pedrito El Hondureño”. Entonces ensayamos un nuevo replanteamiento de la lucha, de la guerra. Reforzamos todos los frentes definidos anteriormente y comenzamos a atacar pequeñas guarniciones.
Fueron combates fuertes, por supuesto. Las guarniciones iban cayendo una a una, pero para el dos de julio logramos liberar la ciudad de Estelí; toda la Guardia se mete al Comando, a un costado de la ciudad, todo el resto lo tenemos tomado.
Myriam: El 24 de junio, en el combate del Parque Central, cae Fátima Pavón “Johana”, quien era la compañera de “René”. Ella era muy osada. Ese día, la Guardia no había salido del sector de la iglesia. Entonces le pegaron una ráfaga; así, herida, la llevamos al Hospital de La Trinidad, y ahí murió. Era una compañera muy singular: fuerte, morena, pelo largo y muy enamorada de “René”. Estaba embarazada.
Mónica: Muy hermosa; he visto fotos del Frente Norte, donde está ella, con un pelo ondulado, muy guapa. Eso debió haber sido muy duro para vos, Elías.
Elías: Por supuesto, a cualquiera lo golpea.
Mónica: Cuéntenme un poco de Fátima Pavón “Johana”.
José: Fátima, era una compañera, algo medio machona. Le gustaba estar a la par de los hombres y le gustaba entrenar. Era muy dura. Les decía: –Párese como hombre jodido. Pelear a la par de ella era cosa seria, ¡no era jugando pues!
En una ocasión un compañero estaba temblando, entonces ella lo agarró del cuello de la camisa y le dijo: –Te voy a pegar tu culatazo para que echés huevo. Y así le hablaba a los compañeros.
Elías: Era originaria de Niquinohomo. El papá era capitán y los dos hermanos de ella eran tenientes de la Guardia.
José: Tal vez por eso ella tenía un temple militar. Pero era extraño, porque a pesar de eso, la quería todo el mundo, la protegían, la cuidaban, y ella todo lo compartía. Irradiaba algo, porque toda la columna tenía que ver con ella. Tal vez porque era una compañera seria en el aspecto militar, en el combate, pero muy fraterna.
Mónica: ¿Y cómo murió?
José: Cuando a ella la matan, fue en un acto de arrojo. Se fue a la línea de fuego y dijo: –El que tenga huevos que me siga, porque voy de viaje hasta el Comando. Y todo el mundo decía: –No, Elías, que no se meta, que no se meta. Pero se fue volando bala y bang, bang, bang, la agarró la tanqueta ahí cerquita a la media cuadra. En el momento que a ella la matan, todos queríamos ir a tomarnos el Comando, estábamos como locos, se nos pelaron los cables en toda la columna y todo mundo con sed de venganza y de furia por la muerte de ella. Esa era la Fátima.
Mónica: ¿Y cuándo se había incorporado ella al Frente Norte?
Elías: Ella se fue a estudiar a Estelí porque su tía era estiliana, de La Trinidad, está viva todavía, y se integró al Frente Estudiantil Revolucionario. Ella sacó la secundaria en Estelí, se vinculó al FER. La agarra en Estelí la insurrección de septiembre de 1978 y ahí se va con los del Frente Norte, se incorpora orgánicamente. Hay un grupo de muchachos, de jóvenes, que se incorporaron así.
José: Pero no era la mujer que iba a estar escondidita. No. Si había que cocinar, iba a cocinar; si había que ir al entrenamiento, iba al entrenamiento; a combatir, era la primera. Era una mujer que tenía mando y era respetada, todos los compañeros la respetábamos, la quería todo el mundo porque ella se daba a querer. Hablaba así: –A ver, te voy a componer ese uniforme, te voy a componer ese equipo que lo andás todo caído, esto se amarra como soldado, como hombre. Y agarraba a los compañeros, ra, ra, ra...
Mónica: ¿Y ella ya sabía que estaba embarazada?
Elías: Sí ya sabía. Es que era hiperactiva.
Mónica: ¿Cómo cuántos años tenía?
Elías: Veintidós años.
José: En la insurrección había mujeres bravas como Martha Úbeda, la mujer de “Pedrito El Hondureño”. Estuvimos en Cerro Cubas, en El Tular, en los combates de la insurrección final también. Era muy valiente, era un hombre combatiendo con los fusiles FAL.
Elías: Decir “como un hombre”, es machista, porque vos sabés que las mujeres son muy valientes, tal vez más que nosotros.
Oyente: María Haydee Sequeira. Quiero preguntar por Víctor Hugo, él estuvo al frente de una columna en ese sector.
Elías: Correcto, lo que pasa es que por el tiempo y el tema, nos tocaba hablar concretamente sobre Estelí. Él estaba en El Sauce, pero José es el que estaba cerca de él.
José: Nosotros nos tomamos Limay el 14 de junio con un contingente de cuarenta compañeros a mi cargo, con los que entré desde Honduras. Después pasamos a El Pino. Víctor Hugo entró nuevamente a Limay pero ya no había guardias, y entonces ellos partieron hacia Achuapa y El Sauce, y los tomaron, y se mantuvieron hasta después de la liberación.
Myriam: Sobre Víctor Hugo. Es que nosotros en conjunto, los Terceristas, la Donoso Zeledón, que todavía no era la Donoso Zeledón, porque no había caído, entramos con Víctor Hugo a El Sauce. Eso fue en abril de 1979.
Elías: Lo que pasa es que las fuerzas nos dividimos: unos caímos directamente sobre Estelí, pero otras columnas se tomaron los poblados, los municipios; entonces Víctor Hugo jugó ese papel, y algunos llegan a Estelí a reforzar, y entre ellos creo que llega Víctor Hugo. Igual pasó con las fuerzas que se toman Condega, ahí se detuvo una fuerza de la Guardia.
Myriam: Una vez que liberamos la ciudad de Estelí, procedimos con más fortaleza a organizar los Comités de Defensa Civil. Ya había gobierno civil, con autoridades civiles, y como algunos comandos repletos de guardias se habían entregado, más otros que habíamos capturado, entonces ya les estaban haciendo sus respectivos juicios.
Elías: A partir del dos, dirigimos la toma de Sébaco y de San Isidro. Ya las fuerzas van unidas. Chicho González fue el que se tiró para Sébaco, muy audaz, muy valiente, un viejo ejemplar. La Trinidad ya estaba liberada. De esa manera tuvimos abierta la ruta hacia León.
A los días, “El Zorro”, Julio Ramos, Omar Cabezas y “El Capi” Rosales fueron a una reunión en León. Ahí estaba la Dora María, Mauricio Valenzuela y Guadalupe Moreno. A los días, yo fui también a reunirme con los compañeros. Fueron dos reuniones importantísimas en la que se amarró lo de un cañón de 75 milímetros con Jaime Wheelock, de los Proletarios, comenzando así el intercambio comercial, por decirlo de alguna manera.
Nosotros llevábamos ganado y frijoles, y ellos nos daban azúcar, porque tenían todos los ingenios. Eso lo distribuíamos entre los Comités de Defensa Civil que estaban funcionando en la ciudad de Estelí bajo el fuego de los bombardeos, porque la Guardia se dedicó al bombardeo aéreo con las famosas bombas de quinientas libras y los ataques desde los aviones Push and Pull, así como con los morteros, que diezmaban a la población.
Ellos bombardeando y nosotros trabajando en los refugios, organizando a la población civil, y a quitar todo el tendido de alambres eléctricos que estaban en la calle. Luego estaba pendiente sólo la toma del cuartel. Estamos ya en una misma estructura organizativa. Como jefes de operaciones quedamos Omar Halleslevens “Pedrito” y yo, de las dos tendencias.
Myriam: Excelente compañero. “Pedrito” estuvo siempre en la primera línea de fuego.
Elías: El 3 de julio, iniciamos el sitio al Comando de Estelí; pero después pasamos doce días, como dice “El Zorro”, discutiendo mientras se daban los combates. La Guardia estaba concentrada, atrincherada, y aunque mantenían un corredor entre el Comando y la pista de aterrizaje, les hacía falta avituallamiento de todo tipo. Los bombardeos eran incesantes, desde las seis de la mañana hasta las cinco de la tarde. Hubo un ínterin largo ahí. En el Comando de la Guardia estaba de comandante “La Sombra”, el tal Vicente Zúñiga. En una ocasión, “El Capi” habló por teléfono con Zúñiga; hablaron, verdad, y “La Sombra” le dijo que sí, que se iba a rendir.
Entonces Somoza llamó a Zúñiga y lo enganchó. Le dijo: –Mirá, ahí te van más refuerzos; que nunca llegaron.
Mónica: Y eso fue su muerte, porque después murió.
Elías: Sí, murió, porque él, ya para la toma del Comando, que fue el 16, él quiso escapar y se fue a refugiar en las Aldeas SOS; y entonces ahí cayó en una emboscada que le tendió “El Ronco”.
Myriam: “El Ronco”, Jaime Agurcia.
Elías: Pero, ¿qué sucede? Estamos doce días presionando y el Comando no caía, y el bombardeo era incesante. Entonces “El Zorro” ya estaba sofocado, desesperado, y ¿qué hacemos? ¿Qué hacemos? Y ahí los combates. Entonces, de repente, a alguien se le ocurrió lo de la artillería.
Myriam: Recuerdo que un compañero, creo que su nombre es Germán, que había sido tractorista, dio la idea de montar unas palas mecánicas y estrellarlas contra el Comando, y usar un cañón de 75 milímetros que llevó un compañero de la Tendencia Proletaria, de origen alemán, llamado Róger Reichmann. Ese operativo en el que participé personalmente, lo planificamos para el 15 de julio en conmemoración a José Benito y a Julio Buitrago, y armamos una escuadrita de artillería.
Después buscamos a un compañero de apellido Larios, que era piloto fumigador; lo encontramos ahí en Sébaco, y entonces él dijo que se aventaba a tirarle bombas al Comando. Y Dionisio, un especialista en explosivos, bien capacitado en Honduras, preparó cuatro bombas con TNT. La idea era hacer fogatas y bulla con pitos y pailas alrededor del Comando; pero resulta que ese día, las fogatas se extendieron por toda la ciudad, y entonces el piloto no pudo localizar el blanco.
Comentario de la autora: Germán Gutiérrez es el compañero que trabajaba como tractorista en las plantaciones de tabaco, era responsable de rutas de abastecimiento de la Tendencia GPP y pertenecía a la Columna César Augusto Salinas Pinell. Esta operación se combinaría con el uso de un avión de fumigación requisado en Sébaco, desde el cual se dejarían caer unas bombas caseras rellenas de dinamita. El piloto fue un compañero de apellido Larios. Las fogatas permitirían al aviador saber dónde estaba el Comando, y la bulla trataría de apagar el ruido del motor, para que la Guardia no se enterara del vuelo. (Ramírez, Sergio: pp. 269).
Elías: Entonces, el 15 de julio era una conmemoración, por la muerte de José Benito Escobar y Julio Buitrago. Ese mismo día 15, “El Zorro” se fue para Matagalpa con Julio Ramos y “El Capi”, a una reunión de coordinación donde estaban Bayardo Arce, Henry Ruiz “Modesto” y Javier Carrión.
Entonces, ¿qué sucedió? Lo que había hablado la compañera, no pudieron tirar las bombas; se regresó a la pista de aterrizaje que estaba en Sébaco. “El Zorro” le había dicho: –Mirá, si no funciona, por si acaso, verdad, una emergencia, tirá esas bombas en un lugar despoblado; pues era difícil aterrizar con todo y bombas.
Miryam: Como no se pudo hacer el operativo porque había fogatas por todos lados, Larios se regresó a Sébaco, pero no le hizo caso al “Zorro”; aterrizó con todo y las bombas abordo.
Elías: Cuando regresó “El Zorro”, después de la reunión de coordinación en Matagalpa, pasó por Sébaco, buscando al hombre, y el hombre llorando, porque no había podido tirar las bombas. ¿Y dónde tiraste las bombas? –le dice “El Zorro”. No, si ahí están en el avión –dice.
Un hombre lleno de coraje, fijate, valiente, que aterrizó con todo y las bombas. Planificamos un nuevo operativo para el día siguiente 16 de julio, y todo salió bien, fue exitoso.
El avión dejó caer las bombas y, de las cuatro, dos cayeron en el propio Comando. Mientras, el cañón de 75 milímetros, colocado sobre los muebles de una casa, primero hizo estragos en la vivienda, pero una vez afinado el tiro, impactó en el torreón sur del Comando. Se llevaron la pieza en vilo y, desde otra posición, volvieron a acertar. Hicieron siete disparos en total, incluyendo uno contra una tanqueta. Cada tiro acertado abrió enormes boquetes en los costados del Comando. Igualmente funcionaron las palas mecánicas puestas en movimiento y a gran velocidad, los tractoristas se lanzaron antes que las máquinas pegaran contra los muros de ladrillo cuarterón. Por todos esos huecos penetraron los combatientes en posición de infantería.
Miryam: ¡Fue una alegría! Nos parecía mentira que ya teníamos izada la bandera roja y negra en el Comando. Me acuerdo de Antenor Rosales, que salió en un jeep pelón. Parecía un sueño. La pesadilla había terminado y la gente estaba feliz. Mucha de la población que había emigrado para el campo, estaba regresando, porque ya todos los municipios estaban liberados. Los combatientes nos abrazábamos, nos besábamos, no hallábamos ni qué hacer.
La liberación de Estelí fue el 16 de julio, antes del mediodía, e inmediatamente organizamos el viaje a Managua. “El Zorro” no vino a Managua. Él prefirió quedarse organizando todo. Así era él, dedicado y disciplinado.
1 de abril y 15 de julio de 2000



NOTA

1 Aldo Briones murió el 4 de febrero del 2006, a consecuencia de complicaciones relacionadas con un trasplante de riñón. Antes de morir, escribió un pequeño testimonio titulado Y no dejo de luchar, donde relata su lucha contra la dictadura y su lucha contra la enfermedad que padecía. Aldo no pudo acudir a nuestro espacio para brindar su testimonio; por eso, incluimos toda su intervención en este programa.

Francisco Rivera entró a Estelí para no salir nunca más

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Estelí: Indomable guerrillera
Elías Noguera y Julio Ramos
Julio: Ya para la segunda insurrección, en abril de 1979, el grupo nuestro de la GPP participó en forma limitada, porque yo había perdido la comunicación con el mando central. La Dirección Nacional nuestra tenía una reunión en Honduras y los sistemas de correo no estaban tan eficientes.
Recuerdo que estaba con “El Zorro” y escuché una conversación entre “Rubén” y Víctor Tirado, hablando en clave: –Que la hacienda, que el ganado va, que el lunes, que no sé qué. Creo que fue una Semana Santa, si mal no recuerdo. Era evidente que hablaban de nuevas operaciones sobre Estelí. Entonces, le dije: –Bueno, “Rubén”, pongámonos de acuerdo. Te voy a dar veinte hombres armados con armas de guerra para la ciudad, y te voy a cubrir la espalda por fuera. Entonces yo atajé la entrada de la Guardia por Achuapa, El Sauce, el sur de Estelí y Santa Cruz. Me puse de acuerdo con “Isauro”, presionándolo un poco para la entrada de Condega, porque él tampoco tenía orientaciones.
Mónica: Con Antenor Rosales, vamos a hablar de la insurrección del abril de 1979. Así que hablemos ahora de la tercera, la Insurrección Final. ¿Ustedes entran el 9 de junio de 1979 a Estelí?
Elías: Yo entré el 9 de junio a la toma de Estelí. “El Zorro” me dijo, simplemente: –Ve, hombre, vas para Estelí. Y entonces le dije: – ¿En broma o en serio? Para esas fechas, estábamos enfrascados en preparar la toma de Estelí. Estamos hablando de junio y había que consolidar y fortalecer las fuerzas guerrilleras; aún más, en medio del combate, porque ya habíamos liberado Condega y también La Trinidad.
Mónica: ¿Cuál de las ciudades fue liberada primero? Los condegueños dicen que fueron ellos.
Elías: Se habló que Condega fue el primer municipio liberado, pero realmente, en honor a la historia, el primer municipio que se libera fue La Trinidad, la que fue tomada con fuerzas del Frente Norte al mando de Antenor Rosales y “Pedrito El Hondureño”.
Para el mes de junio, nosotros ya estábamos combatiendo en Estelí. Las primeras columnas entraron el nueve de junio y después se fueron incorporando otras. Había otras fuerzas, otras columnas que se disponían a avanzar hacia Matagalpa.
Julio: En la última insurrección de Estelí, teníamos la Comandancia en conjunto con “Rubén”, y Bayardo Arce como coordinador de todas las columnas. Era el 9 de junio de 1979. Estábamos en un campamento ubicado entre Estelí y Matagalpa, esperando la famosa reconcentración de las fuerzas en la Columna Santos López. Entonces iban a bajar Omar Cabezas con la Columna Bonifacio Montoya y Christian Pichardo “Isauro” con la Columna César Augusto Salinas, pero ellos decidieron reunirse entre Yalí y Quilalí, por eso no bajaron el día acordado, y el encuentro se atrasa.
Mónica: ¿Todos estaban claros que iban a la Insurrección Final?
Julio: Sí, pero la Columna Bonifacio Montoya no tenía la experiencia de caminar por las carreteras. Todavía tenían el concepto de la guerrilla, de caminar de noche. No entendían que había que agarrar vehículos. Nuestro caso era diferente: mandábamos una columna a explorar y nos movilizamos en vehículos. Igual nos pasó en San Juan de Limay con Víctor Hugo Tinoco. Tratamos de romper esos esquemas de movilizarse a pie, y creo que eso fue lo que sucedió con la Columna Bonifacio Montoya.
Al darse ese atraso de concentración, comienza la insurrección primero en Matagalpa; entonces el Comandante Arce decide irse con la Columna General Pedro Altamirano, compuesta por ciento veinte hombres armados con fusiles de guerra, a combatir a Matagalpa. Allá estaba Álvaro Baltodano. Como Segundo al mando, me quedé con veintiséis hombres y veintiuna armas de guerra.
Con esa fuerza nos tomamos La Concordia, luego nos fuimos a San Rafael del Norte y ahí me emboscó la Guardia, y terminé encontrándome con “Isauro” y Omar Cabezas. Les pedí que se apuraran, y dos días después estábamos combatiendo en Yalí. Cuando salimos de Yalí rumbo a Estelí, íbamos en veintisiete camiones que recogimos en todos los alrededores; éramos trescientos cuarenta hombres, doscientas sesenta armas de guerra y unas cincuenta mochilas. Esto ocurrió en la segunda o tercera semana de junio1.
Elías: Yo lo tomo como referencia, porque fue unos días antes que cayera mi compañera, Fátima Pavón. Julio la conoció muy bien, su seudónimo era “Johana”. Murió allí en el combate de la Catedral de Estelí. Ella estaba embarazada.
Julio: Cuando ella cayó, creo que el 22 de junio, que fue el combate más encarnizado, vos estabas comandando la fuerza. Nosotros habíamos llegado con bastante gente y armas porque en todos los lugares recuperamos armas y se iba sumando gente de La Concordia, San Rafael del Norte y Yalí, y con todos estos grupos me trasladé a Estelí. Ya con la integración de la Columna Bonifacio Montoya y la Columna César Augusto Salinas, jefeada por “Isauro”, llegamos y establecemos la Comandancia.
Con Elías Noguera, “René”, empezamos a hacer la toma de Limay, Achuapa y El Sauce, bajamos a San Isidro y a Sébaco. Yo estaba con Francisco Rivera “Rubén” en la Coordinación Regional, supervisando las acciones en la ciudad, y si mal no recuerdo, la contraparte nuestra era Omar Halleslevens, “Pedrito”, y posteriormente mandamos a Omar Cabezas a reforzar el trabajo de León. Además de los compañeros mencionados, había otros que también jugaron papeles fundamentales. Manuel Rivas Vallecillo “Alí”, por ejemplo, era el armero. A él le subordiné alrededor de noventa hombres con los que se tomó El Sauce.
También tenemos a Víctor Hugo Tinoco, a quien me lo habían enviado como subordinado. Yo lo mandé a la zona oeste de Estelí y a Achuapa; posteriormente se tomó esta última y luego fue trasladado a Matagalpa, a solicitud de Bayardo Arce.
Todos esos lugares se fueron liberando poco a poco. Incluso hubo algunos fenómenos, como la toma de Achuapa, que hizo Víctor Hugo por medio de negociaciones en el centro del parque; en mero combate negociaron la rendición. En el caso de El Sauce, yo había estado negociando con el Comandante de la GN de ahí, quien estaba dispuesto a rendirse, pero un oficial que tenía, lo amenazó; entonces se echó para atrás, y comenzó un combate que duró treinta y seis horas ininterrumpidas.
Mónica: ¿Fue ése un cuartel de los más duros en rendirse?
Julio: Sí, ellos se reforzaron con una compañía de noventa y cuatro soldados de la Guardia. Nosotros teníamos noventa hombres al mando del Negro “Alí”, Manuel Rivas Vallecillo, y lo reforzamos con una gente de Víctor Hugo; así que llegamos a ciento cuarenta hombres, estábamos taco a taco, y logramos la rendición de la GN, pero a punta de bala.
Aun así, le cumplí la palabra al señor. A pesar de que no se había rendido, lo despachamos para Honduras, e incluso tuvimos que escoltarlo, porque había fuerzas nuestras que no estaban contentas con la decisión que yo había tomado.
Te decía que en la Insurrección Final había una Comandancia Regional y después las diversas fuerzas; obviamente que la fuerza más importante era la de la ciudad de Estelí, y los combates más encarnizados fueron en la famosa toma del centro de la ciudad, que duraron día y medio; fueron violentos, violentos, la toma del parque, de la Catedral, de un edificio de tres pisos que queda de la Alcaldía media cuadra al norte, fue sumamente violento.
Oyente: Yo quería saber, ¿por qué no ajusticiaron a René Molina, que era responsable de tantos crímenes?
Elías: Mirá, son cosas de la vida. Unos dos meses antes de la insurrección de 1978 de Estelí, comentando los operativos que habíamos desarrollado, hicimos una lista de los esbirros, de los orejas, de los somocistas, y en una de esas listas aparece René Molina. En el cuartelito, estábamos reunidos con “El Zorro” y Facundo Picado, y dije: –Aquí está un René Molina. Y hablamos sobre quién se apuntaba a un operativo contra René Molina, porque ése era un golpe contundente, era un somocista reconocido, odiado por el pueblo de Estelí.
Entonces me dice “El Zorro”: –Hacelo vos, porque a mí se me dificulta recoger la información y montar el operativo, porque como soy estiliano, me conocen; Facundo es campesino de la montaña, y no conoce Estelí; “El Segoviano” también es estiliano, pero de Santa Cruz, no de la ciudad; entonces, vos tenés que hacer ese trabajito. Entonces le digo: –Va pues. Yo con orgullo lo hago, además que es una orden, y la voy a cumplir. Comencé a recoger toda la información del señor ese y comienzo a trabajar los lugares que él visitaba, su finca, sus hábitos que él tenía, sus viajes a Managua, etcétera.
En un inicio pensé hacerlo en Managua, por la represión en Estelí, pero después decidimos hacerlo en Estelí. Estaba en una casa de seguridad de un colaborador de Víctor Tirado López desde las décadas del 60 y 70. En la montaña, Tirado me había dado el nombre de un colaborador que tenía desde los años 60 y 70, para recontactarlo. Era Alejandro Guillén, al que le decíamos “El Macho”. Por eso fue que lo conocí, en Estelí. Este señor estaba quemado en Estelí como guardiero, porque sólo vivía metido en el Comando de la Guardia, adonde iba a jugar naipes; gritaba, se echaba sus tragos con el Comandante, incluso alguna gente quería pasarle la cuenta a Alejandro Guillén, y les dije que no, no, a ése no lo toquen, ha sido colaborador, y además, yo vivía en su casa.
Yo estaba súper protegido viviendo en su casa porque nadie podía sospechar, porque hasta llegaba la Guardia a la casa de él. Resulta que Alejandro Guillén se la huele, porque él me movilizaba en un vehículo. Ya teníamos preparada la escuadra para el ajusticiamiento de René Molina, le habíamos explicado la misión, ya teníamos ubicados los taxis, que eran de taxistas colaboradores del Frente. Teníamos un plan bien diseñado.
Estamos cenando con Alejandro Guillén y me dice: –Ve, Elías, te quiero pedir algo hermanó, no hagás lo que pensás hacer. ¿Y yo qué voy a hacer? –le digo. –No, hacelo por mí, porque la verdad es que este hombre es amigo mío; es un somocista y todo, pero tanto que les veo las caras, y por eso estoy colorado como oreja; tanto que lo veo todos los días, que ya le tengo cariño de tanto verlo. La cosa es que nosotros ya íbamos sobre ese señor, y suspendimos el operativo por una cuestión de respeto, de consideración, de escucharle a este Alejandro.
Mónica: ¿Y qué se hizo Alejandro?
Elías: Está allá en Estelí siempre. Es un amigo mío, es uno de mis amigos.
Mónica: O sea que René Molina le debe mucho a Alejandro Guillén. Dicen que a Lorenzo Guerrero le pasó algo parecido, que Chichí Fernández, Francisco de Asís, abogó por él. Esas son parte de las anécdotas de la vida.
Además, nosotros no éramos muy dados a las pasadas de cuentas. A pesar de la dureza de la lucha y de tanto muerto, y con las posibilidades que los grupos guerrilleros tuvieron de ajusticiar a gente que realmente le había hecho mucho daño al pueblo, no se hizo; por eso, ahora ahí andan libres. Realmente, el Frente Sandinista tuvo una política sumamente generosa, no estábamos llenos de odio ni de revanchismo. Creo que ésa fue una ruptura con la cultura de otros grupos guerrilleros que llegaron hasta actos terroristas, pues realmente el Frente nunca fue terrorista, hay que decirlo.

(Según algunas fuentes Rene Molina Valenzuela no tiene nada que ver en la muerte de  José Benito Escobar y del niño Willfred Valenzuela)
Julio: Incidentes de ese tipo nos pasaron a nosotros. Me acuerdo de un coto famoso, esbirro. Organizamos el operativo al que iban “Ramiro” “14” y Lanuza, pero resulta que ellos llegan y el señor está sentado. Es un connotado oreja, tenía una red de informantes de la Seguridad Nacional. Estaba sentado en la mecedora de su casa. Llevaban una pistola 45 automática, disparaba en ráfaga. Iba camuflada en una bolsa de pan Aurora. Recuerdo que me contaron todo esto, porque yo no estaba en el operativo. Entonces hablan con el señor a menos de dos metros, quitan la bolsa de pan y, cuando van a disparar, se traba el gatillo en la bolsa del pan. El operativo no se realiza.
El resultado de eso es que “El Coto” después nos manda a decir que él ya no se va a meter en nada, que le perdonemos la vida, porque él sabía que íbamos a volver a intentarlo. Entonces dijimos: –Hombré, ya no vale la pena, la señal fue dada. Tampoco es ensañarse con la persona. Él ya estaba claro de que lo teníamos bajo nuestro control, y a partir de eso, cambió. Después nos mandó un mensaje de que iba a cambiar, pero que tampoco se quería ir de Estelí, porque él era estiliano.
Siguiendo con el relato de la insurrección, después de la toma del centro de la ciudad de Estelí, nos preparamos para el asalto final sobre el Comando, que fue el 16 de julio, pero iba a ser el 15. Artillamos un avión, hicimos en un taller en San Isidro cuatro bombas de contacto de sesenta kilos de dinamita cada una.
El avión lo conseguimos en los arrozales de San Isidro y de Sébaco. Nosotros hicimos prácticas de pilotos, y entonces le pusimos en cada ala dos bombas que hicimos de metal y que activaríamos con bombas de contacto. Eso era sumamente peligroso para ese tipo de artefactos.
Yo rescato para la historia de la gesta revolucionaria, que la aviación sandinista que dio lugar posteriormente a la Fuerza Aérea Sandinista, no solamente tuvo el componente del sur, de los aviones que venían a dejar armas, cuyos pilotos eran heroicos; sino que también hubo una aviación guerrillera en Estelí, que fue este avión que participó en un ataque aéreo, dejando caer cuatro bombas al Comando, una de ellas cayó en la cocina. Fue un ataque militar con doscientas cuarenta libras de dinamita.
Mónica: ¿Dónde consiguieron la dinamita?
Julio: Nosotros habíamos hecho un cambalache con Dora María Téllez, ella nos dio como una tonelada de dinamita. Aunque más bien fue una negociación cruzada con el Comandante Wheelock. Él quería que lo reforzáramos en la zona de Villanueva. Hombré, Jaime –le dije, pero todavía no hemos terminado la toma de Estelí. Hombré, aguantate, después te vamos a meter una mano. Mirá, que esto es estratégico –decía. Y cada quien defendía su posición, pero él realmente estaba bien prensado.
Entonces yo le mandé cincuenta hombres a cargo de “Ramiro”, Felipe Sáenz, aunque al final no lograron empatarse porque cuando éstos llegaron, estaba abandonado el pueblo. Entonces “Ramiro” se quedó combatiendo con la Guardia y no logró hacer el contacto; pero le dije a Jaime: –Bueno, reforzame para que terminemos. Nos dieron un cañón sin retroceso y la dinamita.
Elías: Pero acordarte que lo del avión primero falló, porque supuestamente el día 15 era que le íbamos a tirar la bomba al Comando de la Guardia, pero falló la coordinación abajo. El piloto estaba claro que íbamos a quemar unas llantas en círculo para que él calculara que allí estaba el Comando. Él iba a entrar de madrugada. Los compañeros cumplieron el objetivo de poner unas llantas cerca del Comando, una en cada esquina, para que el piloto se guiara, y en el centro dejara caer las bombas; pero sucedió que la gente comenzó a hacer fogatas por todo Estelí. Recuerdo las palabras de él: – ¿Adónde tiro la bomba? Entonces él se retiró.
Julio: Pero oíme, lo que pasó fue esto: él pasó y vio las fogatas; como no logró identificar el punto, ya que habían tantas fogatas, él decide esperar a que aclarara, porque él conoce el pueblo y con luz sabría dónde tirar las bombas. Cuando finalmente amaneció, había sobre Estelí una neblina tremenda. Nuevamente el piloto tuvo que esperar a que se aclarara y, encima de eso, la brújula no funcionaba, y se extravió, hasta que se dio cuenta que estaba volando sobre Honduras. Tuvimos que posponer el plan para el día siguiente.
Elías: Fue para el 15. Después nos preparamos para el asalto final, que fue el 16 de julio.
Mónica: Cuando triunfó la Revolución, éramos muy jóvenes. Julio tenía 23 años, Elías y yo 24. Estábamos llenos de coraje, de energía, de mística, llenos de ganas de transformar Nicaragua. En los diez años de gobierno revolucionario se hicieron muchísimas cosas, pero después de lo que ha pasado en los últimos diez años, ¿ustedes creen que valió la pena?
He visto a Elías de una u otra manera mantenerse activo en algunas organizaciones, y mantengo una amistad muy cercana con Julio Ramos. Yo le dije cuando recibió el grado de General, se lo dije también cuando celebramos su retiro del Ejército, que tengo una gran confianza en que todos los que luchamos, aunque algunos como Julio estén un poco apartados y no se quieren meter en los enredos actuales del FSLN, que seguimos siendo revolucionarios y seguiremos luchando, y que vamos a hacer cosas para reorientar esta parte de la historia tan difícil que nos ha tocado vivir.
¿Qué quieren decirle ustedes a esos oyentes que han llamado expresando, bueno, eso que hicieron fue lindo, fue heroico?, ¿pero ahora qué?
Elías: Considero que valió la pena luchar; la vida es una lucha diaria, una lucha permanente. Esa vocación transformadora, revolucionaria, se desarrolló en nosotros a partir de la toma de conciencia de la realidad que vivimos durante la dictadura somocista. Fue también una etapa del pueblo de Nicaragua.
Logramos derrocar a la dictadura, cumplimos los objetivos en ese momento con firmeza y dedicación, y lo decimos con orgullo, pero el principal protagonista de toda esa actividad política, por su propia conciencia, fue nuestro pueblo. Ésa es la realidad; y que nosotros junto a él, logramos ese objetivo principal.
Con el triunfo de la Revolución, se continuó otra etapa de nuestra vida y de nuestra lucha. Ahora estamos en otra fase muy distinta a las anteriores, y tenemos otros retos muy importantes y decisivos. Con la situación mundial, Nicaragua sigue como uno de los más pobres de América Latina, en la cola del desarrollo, con una gran desigualdad social, una injusticia que, en resumen, cada día hay más pobres y cada día son menos los que concentran toda la riqueza.
O sea, cuando la injusticia se viene incrementando, la democracia es frágil. Nosotros luchamos por la educación y la salud para todos; pero ahora hay falta de oportunidades para la gente desposeída. Luchamos contra esa injusticia que todavía se vive en el campo, por los problemas de vivienda: hay dos millones de personas que viven en asentamientos insalubres. O sea, ahí están los objetivos de nuestra lucha como revolucionarios, como sandinistas, que no debemos olvidarlos jamás, nunca. Porque por eso fue que luchamos junto al pueblo, que siempre debe ser el artífice de todas esas transformaciones sociales que son tan necesarias en Nicaragua y en muchas partes del mundo.
Y me parece que ese espíritu de firmeza, de decisión y de lucha, el pueblo no lo debe perder. Este sistema neoliberal, impuesto en Nicaragua y en otras partes del mundo, reprime a nuestra población, no como antes, cuando el somocismo mataba a balazos, pero ahora mata de hambre a la gente. Esa injusticia no es democracia. Cuando la gente no puede ir a clase, cuando hay deserción estudiantil de los chavalos porque no tienen zapatos, porque no tienen vestuario, entonces yo creo que, como revolucionarios, ahí están nuestros objetivos de lucha hoy. Y creo que con firmeza, debemos continuar con esa decisión de luchar permanentemente.
Julio: Yo solamente quería agregar que efectivamente para mí fue una honra y un orgullo haber participado en esa gesta en la que me inicié hace 26 años, y haber dedicado mi vida tanto a la guerrilla para botar a la dictadura de Somoza, como posteriormente a la formación del Ejército de Nicaragua, en el que participé durante casi veinte años. Fui fundador del Estado Mayor, ocupé diversas responsabilidades, fundé el Centro Superior de Estudios Militares, conocido como La Academia, y creo que hemos hecho un esfuerzo, en el caso personal, en la institucionalización del Ejército, que significa también fortalecer la democracia.
Obviamente, los retos siguen planteados. Es evidente que a pesar de que aquí se ha avanzado en el aspecto de la democracia política, en el fortalecimiento de las instituciones como el Ejército, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo Supremo Electoral, el mismo Parlamento, en donde hemos logrado la sociedad nicaragüense avances importantes, todavía cojeamos por el aspecto de la situación de pobreza, del deterioro económico y social de la sociedad nicaragüense. Al fin de cuentas es al pueblo de Nicaragua al que se deben los políticos, al que se deben las personas que laboran en la actividad pública.
Creo que tenemos un gran reto y grandes oportunidades. Quisiera ser un poco optimista por la ayuda externa que recientemente se ha contratado; no va a resolver el problema, pero con la participación ciudadana puede ser manejada de forma transparente, adecuada, estableciendo un plan de reconstrucción nacional, ampliando el empleo, mejorando la red vial, ya sea desde el gobierno central o los municipios. Parte de la ayuda internacional puede ser dirigida de manera directa a través de la gestión comunal, propia en los barrios y en las comarcas.
Creo que se nos presenta una opción de poder restablecer los índices económicos y sociales, en una situación bastante crítica que actualmente vive el pueblo, y dar alguna esperanza a todos de que las cosas van a mejorar.
Y estar claro de que continuaré participando de una u otra manera en este esfuerzo, por el cual me inicié en el año 1969 a la edad de catorce años, participando en los movimientos sociales. Vamos a continuar participando en este esfuerzo de reconstrucción, que logre el bienestar para el pueblo nicaragüense. 
19 de junio de 1999


NOTAS

1 Estas fuerzas entran a Estelí el 20 de junio.

Estelí: Indomable guerrillera

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La bala descarriada que al Danto atrapó

Antonio Castillo Gámez, Rolando López y Armando Acuña

Edgard Antonio Castillo Gámez, conocido como “Igor”,
 Participa en la primera insurrección de Estelí y se incorpora a la Tendencia Tercerista.  
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Armando Acuña
En abril de 1979 se incorpora a la Columna Facundo Picado, que dirige Elías Noguera, participando en la ofensiva final de Estelí.
Mónica: Hablamos ahora con este estiliano conocido como “Igor”, Antonio Castillo.
Me reclutó Filemón Moncada y después los contactos se sucedieron en la misma zapatería donde él trabajaba
En ese año, en 1975-1976, que estaba terminando mi bachillerato, se recrudeció la represión de la Guardia Nacional y las matanzas. Recuerdo que el director del Instituto mandó mi carné y el de otros compañeros a la OSN. Era una cacería horrorosa: sitiaban las casas, asesinaban por todos lados.
En una ocasión, un guardia asesinó a un niño ahí por la Pensión Juárez. Nos rebelamos contra eso y participamos de las revueltas estudiantiles en el Frente Estudiantil Revolucionario. Así me inicié y fue en ese momento cuando me llamaron, y creo que caminamos como un kilómetro, mientras vos me explicabas que debía incorporarme a una escuela guerrillera; eso fue en el año 1976. Entonces subí, y esa fue mi primera experiencia militar con Omar Cabezas y cinco compañeros más, quienes recibimos esa escuela ahí en el Cerro Cuba. Estaban en ese momento, Ricardo Pérez, de Estelí, que ahora vive en Estados Unidos; Noel Gámez, que luego cayó en la segunda insurrección de Estelí; y participó “El Humilde Campesino”, Víctor Manuel Urbina.
En ese momento, Omar Cabezas realizaba los trabajos de lo que sería la Columna Bonifacio Montoya. En diciembre de 1976 llegó a recogernos el Comandante Arce, después de la Escuela. Debíamos volver a subir en marzo, pero en ese momento quebraron al colaborador de Canta Gallo y se replegaron para Cerro Helado.
Mónica: ¿Desde cuándo le llamaron Cerro Cuba? Dicen que fue Elías Noguera el que lo bautizó, pero creo que ya le habíamos puesto ese nombre antes, porque en todos esos sectores ya había bases de trabajo desde 1975.
Antonio: El Cerro Cuba era conocido con ese nombre desde que Omar llegó, aunque el verdadero nombre es Cerro Las Cuchillas. Ése era el seudónimo desde que Omar llegó ahí. No fue Elías quien lo bautizó. Incluso cuando llegué ahí, después de la primera insurrección de Estelí en 1978, ahí estaba Elías y yo le conté: –Hombré, en este cerro recibí mi primer entrenamiento en 1976. Aquí estuve con Omar Cabezas y Víctor Manuel Urbina; y le decíamos Cerro Cuba, le comenté. Él se sorprendió, y recuerdo que después llegaron unos periodistas e hicieron un reportaje diciendo ese nombre, Cerro Cuba. Recuerdo bien ese campamento porque después de la insurrección llegamos muertos de hambre y estábamos cociendo agua para hacer un café debajo de un chilamatón, y se hizo una humareda; entonces cayó un zorro en la porra de agua, y ahí nomás lo pelamos y nos lo comimos en cuestión de segundos, del hambre que teníamos.
Como te iba diciendo, cuando me bajan a la ciudad, ya me quedé ahí, y seguí trabajando bajo la responsabilidad de Socorro Sirias “La China”, a lo interno en la ciudad. Participo posteriormente en la insurrección de septiembre de 1978 en Estelí, integrándome a los Terceristas. Tanta gente se retiró con las columnas guerrilleras, que había necesidad de dislocarlos en grupos operacionales, y de nombrar otros jefes de esos grupos.
A mí me dijeron, hacete cargo de un pelotón, que eran treinta o treinta y cinco hombres; yo tenía diecinueve años, y había viejos, había gente madura a mi mando. Todavía me sorprendo un poco, porque desde muy jóvenes nos tocó abandonar la vida cómoda, la vida suave, sedentaria, estudiando, ¿verdad?, porque realmente las circunstancias políticas, económicas y sociales en general obligaron a todo un pueblo a levantarse en armas.
Además, ustedes nos daban preparación política, las primeras orientaciones, dirección, lo que fortaleció nuestra conciencia revolucionaria y la decisión de incorporarnos a la guerrilla en armas y de hacer diferentes acciones a lo interno en la ciudad.
Mónica: A Rolando López le decían “El Nene” porque, cuando triunfó la Revolución, aún no cumplía diecisiete años y se incorporó antes de cumplir quince años, junto a Donoso Zeledón, Fernando Úbeda, Iván González y Ulises Castillo. Contanos sobre tus primeros pasos en la lucha.
Rolando: 
Rolando: Yo soy el penúltimo de doce hermanos. En 1978, murió uno en la guerra, después de la insurrección de Estelí, Rodolfo López Gámez. Cuando mi hermano Orlando PINEDITA llegaba a Estelí, él llevaba mucha literatura revolucionaria. Me acuerdo que una vez, a principios del setenta, me puso a leerle El Diario del Che. A él en Jalapa lo conocían como don “Venancio”, ese fue el seudónimo que él usó allá.
1976, que me traslado de Jalapa a Estelí a estudiar al Instituto Nacional, que se llama Francisco Luis Espinoza, en honor al sacerdote que mataron tropas de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI), en la Escuela de Agricultura, para la primera insurrección.
A mí me pasó lo contrario de lo que a muchos compañeros. No me contactaron, yo busqué el contacto. Les preguntaba a los compañeros de clase: –Hombré, ¿vos estás en el FER o estás en el Frente? Hasta que di con alguien que me dijo que sí, Donoso Zeledón Úbeda, un excelente compañero; me dio un gran pesar cuando cayó. Sí, hombre –me dice, ¿qué querés? Hombré, quiero integrarme pues, quiero meterme de lleno –le dije. De inmediato me integró: –Vení para acá. Yo soy el responsable del FER aquí en el Instituto, rempujémosla pues.
De esa manera yo no estuve en ninguna de las insurrecciones de Estelí.
Mónica: Para la segunda insurrección de Estelí, ¿dónde estabas y que te tocó hacer para esa jornada?
Armando: Bueno, para ese entonces, yo estaba bajo el mando de Elías Noguera; nuestra columna era la Facundo Picado. Hicimos un hostigamiento en Condega, y fue algo enconada la lucha.
Mónica: Ahí ustedes derribaron unos aviones, ¿te acordás vos de eso?
Armando: Los compañeros que bajaron esos aviones eran de la misma columna, pero yo me encontraba en otra escuadra, en la ciudad de Condega. Derribaron esos aviones con FAL y Máuser, porque los aviones volaban un poco bajo. Es que ellos se confiaban, creían que nosotros no andábamos armas de largo alcance, y la confianza a veces es muy peligrosa. Nuestra función era una toma rápida; habíamos tomado Condega, pero no la íbamos a retener; nosotros teníamos que replegarnos nuevamente.
Ahí estaba también Juan de Dios Portillo, que había combatido en la primera insurrección de Estelí y salió vivo;
Comentario de la autora: Este intento de ataque a Wiwilí no está registrado en ninguna cronología de las que pude estudiar; en cambio se registran acciones en una fecha cercana en el municipio de Quilalí.
Uno de ellos, Rodolfo, que te mencionaba antes, cayó en Limay junto a Alejandro Cárcamo. Fue el 24 de septiembre de 1978, el día de mis quince años. Alejandro iba herido, mi hermano lo llevaba.
Comentario de la autora: Antenor Rosales explicó en otro programa: –El hermano de Rolando pasó por donde yo estaba, y le advertimos que no caminara hacia Honduras. Yo tenía control de esa zona y sabía que la Guardia tenía un dispositivo más adelante. Nosotros nos dirigimos hacia un lugar que se llama Buena Vista, donde un colaborador viejísimo del Frente, que era dueño de esa propiedad. Los Cárcamo y el hermano de Rolando, no se quisieron quedar. Ellos siguieron, y al amanecer los mataron.
Mónica: Se le sale el campesino, pero también lo de estratega militar. Una de las cosas que señala “El Zorro” es que en la segunda toma de Estelí, se sentía solo, en medio de los brutales calores de Semana Santa. Las lluvias siempre nos ayudaron a los guerrilleros. La aviación, por ejemplo, no operaba igual. En el repliegue a Masaya, cuando nos bombardearon brutalmente, se vino un riendazo de agua y eso paró de inmediato el ataque de losPush and Pull.
8 de abril y 27 de mayo de 2000
[1]2 El 13 de mayo, Francisco Rivera llegó al Cerro Las Cuchillas, conocido como Cerro Cuba. Ahí se reunieron Germán Pomares, Elías Noguera, Javier Carrión, Cristóbal Vanegas y Pedro Agurcia. La Columna Oscar Turcios estaba acampada en La Sotana, cerca de San Sebastián de Yalí. El grupo que recibió al “Danto” estaba encabezado por Antonio Castillo, Héctor Flores y Prudencio Serrano. (Sergio Ramírez: La marca del Zorro: pp. 241-242).

La bala descarriada que al Danto atrapó

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Relato de Omar Cabezas. 1979. GPP
De Condega va Omar Cabezas y muchos combatientes a la ciudad de Estelí. Van a pie, en fila. Descansan por la noche en la Escuela de agricultura; entran en columna a Estelí por la mañana del 16 de junio 1979. Una columna de combatientes interminable. Están los combates en la ciudad, los terceristas.
Llegan al barrio El Calvario) (El Rosario fue), les lanzan morterazos. No seguro de donde llegaron.
(¿Escuela el Rosario? Según relato de combatiente. )
Ahí matan a Ronaldo Aráuz, (El Bueycito), un hombre bajo, fuerte. (¿Escuela el Rosario? Según relato de combatiente. )
Matan a Rómulo Moreno, un hombre alto, fuerte. Ambos de la columna CAS.
Dan órdenes a l@s combatientes de regarse por las calles. Dispersarse
Julio Ramos, Isauro, (Elías Noguera?) y Omar Cabezas se van a buscar al Zorro. Se encuentran al Capi Rosales. Con El Zorro coordinan como se ubicarán en la ciudad. La Brigada Coronel Santos López de la cual forman parte las columnas CAS, GPA, La Bacho; de la GPP.
La guardia hace uso abundante de morteros, francotiradores y bombardeo con aviones.
Se forma un semicírculo; desde la entrada norte de Estelí, en la carretera panamericana, hasta la entrada sur, rodeando al cuartel de la guardia. Tropas en ambas entradas para impedir la llegada de refuerzos de infantería de la guardia.
Se dan fuertes combates. Muchos muertos. La guardia quiere deshacer ese anillo.
Muchos morterazos que dañan más a la población civil.
La guardia saca a la infantería protegida por fuego de blindados, tanques y tanquetas.
Se avanza cuadra por cuadra.
Con un RPG2 se les neutraliza a los blindados; los terceristas dieron uno a La GPP, El Chelito lo disparaba. Los terceristas tenían otro RPG2.
La guardia tenía tropas en algunos edificios de la ciudad.
Muchos muertos, heridos que se atendían en clínicas improvisadas con déficit de medicinas e instrumental.
Muchas bombas desde los aviones, y rockets.
De Honduras le llegan a Rubén armas y municiones. Son repartidas por igual
Aparecen helicópteros. Bombas de 500 y mil libras.
A la guardia la abastecen en avionetas por aire por la pista local.
La ciudad está sin agua y luz eléctrica, había una gran zopilotera por el hedor de cadáveres, insoportable. Muchas moscas.
La guardia pierde posiciones que ocupa y se va concentrando en el cuartel.
Se toman un puesto de ametralladoras. Ahí iban Julio Cesar Avilés, Los Blandones dueños de una propiedad por las canoas; Y otr@s.
Por la noche se reunía el Estado Mayor Conjunto en el refugio del Zorro para evaluar.
Un día El Estado Mayor Conjunto decide enviar tropas a Sébaco. Isauro, Justo y Chicho González van al mando. A los días van Julio Ramos y Omar Cabeza van a Sébaco, a reforzar con más combatientes.
Omar luego va en un jeep descapotado al Sauce, Achuapa, Limay, a ver cómo está la situación,
La guardia esta reconcentrada en el cuartel, en Estelí.
En Estelí estaba Miriam Corea, l@s periodistas Susan Meiselas, Peter el sueco; y Alma Guillermo Prieto.
El 12 de julio el Zorro y Omar reciben instrucciones de ir al Estado Mayor de León, Frente occidental; para coordinar la ofensiva y el apoyo mutuo. Se van en un jeep y otro vehículo de escoltas, por la carretera. Regresan a Estelí a los dos días. El cuartel sitiado aún.
Omar se va a Matagalpa, regresa a Estelí y es trasladado a León. El cuartel sitiado aún. 

Fuente: Resumen. Tomado del libro: Canción de amor para los hombres. Omar Cabezas.
Editorial Nueva Nicaragua. 1988. 520 págs.
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Relato de Magdalena Úbeda de Rodríguez junio 1979
4 junio. Inicia paro general nacional.
10 junio. Amanece la ciudad de Estelí tomada.
11 junio. Toda la noche hubo combates. Fuerte detonar de armas pesadas a cincuenta varas de mi casa (De Esquina noroeste del parque media cuadra al oeste).
Conversa con los guerrilleros mientras desayunan en su casa. Le cuentan lo que pasó ayer. Al Dr. Orlando Ochoa, a doña Myriam y a su hija adoptiva la guardia somocista los mató a tiros.
14 y 15 junio. La tanqueta pasa por la calle y los guardias a pie.
16 junio. Entran refuerzos guerrilleros.
17 junio. Bombardeos aéreos. Bombas de 500 libras.
18 junio. L@s muchach@s se tomaron el hospital
19 y 20 junio. Bombardeos.
22 junio. Los muchach@s se toman el Banco de América. Recuperan pertrechos de boca, municiones y metralletas, una maquina 30, mochilas y chalecos.
24 junio. En la noche dos manzanas  enteras de casas han ardido.
25 junio. Desalojan de catedral a la guardia somocista. A las seis de la mañana suenan las campanas.
26 junio. Una guerrillera muerta en el asalto de ayer de catedral.
30 junio. Temprano comenzó el bombardeo aéreo.
Un mortero mata a combatiente, Ricardo, en una barricada por la Escuela Normal.
2 julio. Dos aviones bombardean después del mediodía.
10 julio. Desde el 25 de junio la guardia somocista fue desalojada por el FSLN de catedral y un día antes de TELCOR y de otros cuarteles más. La guardia se ha refugiado en el cuartel central. No ha salido en 15 días.
Unas dos veces ha logrado aterrizar un avión con provisiones de boca y con alguna carga de morteros.
Los combatientes sandinistas patrullan la ciudad en pequeños grupos y han tendido un cerco a la guardia en el cuartel. La guardia trata de repelerlos con ráfagas de ametralladoras, maquinas 3º y 50 emplazadas en los torreones de la fortaleza y con la única tanqueta que les queda, invalidada para rodar y protegida por trincheras de sacos de arena y adoquines.
Bombardeos espantosos. Llueve.
Hay puestos de abastecimientos montados por el FSLN. Se nos provee de maíz, arroz, frijoles, sal azúcar, harina, aceite, jabón y hasta algunas golosinas.
12 julio. Cae la ciudad del sauce. Hay brigadas de limpieza compuesta por vecinos y jefeadas por guerrilleros.
13 julio. 3 pm bombardeos. Un helicóptero arroja bombas de 500 libras.
14 julio. Por la noche fuertes hostigamientos al cuartel somocista.
Se rumora que hay dentro sesenta mercenarios vietnamitas y coreanos y unos cuarenta nacionales.
15 julio. Seis jóvenes, dos mujeres y cuatro varones reciben entrenamiento de dos instructores en la calle de su casa.
Bombardeos de tres aviones al mediodía.
16 de julio. Como a las 4 am un ruido de avión. Caen bombas alrededor del cuartel. Fuego pesado. El avión pertenecía a la revolución.
Desde las 4 am hasta las ocho am fuego pesado.
Desde las 9 am bombardeo aéreo tres aviones Push and Pull .
Once de la mañana los bombarderos se han ido.
Pasa una camioneta y dicen los guerrilleros, somos libres. El comando somocista fue tomado.
17 julio. (Rememora lo sucedido ayer. A las 5 a.m. descargas de una avión sandinista sobre el cuartel somocista. Se orienta por las fogatas encendidas.
Avioneta de nombre FITO. Pilotada por el combatiente Saúl (Alfonso Pineda). Despegó de San Isidro con 4 bombas de fabricación casera.
Las bombas fueron lanzadas a mano por Saúl y su copiloto, sobre el cuartel, solo una dio en el blanco.
Luego los muchach@s a 100 varas luego a sesenta atacan. Desde las 4 am hasta las 9 am. En que 25 guardias tratan de escapar por un corredor que se les había dejado libre.
Desde las 9 am tres aviones ametrallan la ciudad. A las 11 am los aviones se retiran
Usaron un tractor d 15 y lo enviaron hacia la pared del comando, en su marcha aplasta un camión de bomberos y derriba dos paredes.
Atrás del tractor va Miguel Ángel, el ronco, René, Omar, Herminio, Adrián, El Monimboseño, Roque, Fernando. Débil resistencia del comando.
Caen 16 GN. Seis bajas del FSLN, cuatro heridos leves, un muerto y otro herido grave que muere después.
30 GN había salido minutos antes de las once y fueron abatidos y hechos prisioneros. A las doce del día se toman el cuartel.
A las 3 pm fue abatido el coronel Vicente Zúñiga, comandante del cuartel. La Sombra, Cuando iba por el corredor por la aldea SOS. )
Salen refuerzos de Estelí para otros frentes otros frentes de combate.
Fuente: Estelí 79. Junio. Julio. Magdalena de Rodríguez R. Editorial Alemana S. A. Managua, 15 dic 1979. 26 págs.

Fuentes:
1)      Francisco Rivera entró a Estelí para no salir nunca más. https://memoriasdelaluchasandinista.org/view_stories.php?id=43

2)      Estelí: Indomable guerrillera

3)      La bala descarriada que al Danto atrapó

4)       Resumen tomado del libro: Canción de amor para los hombres. Omar Cabezas.
Editorial Nueva Nicaragua. 1988. 520 págs.
5)      Estelí 79. Junio. Julio. Magdalena de Rodríguez R. Editorial Alemana S. A. Managua, 15 dic 1979. 26 págs.





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